Mi fuente, totalmente confiable, llegó a Acapulco en busca de su madre de más de 80 años. Pudo transitar por la carretera que recientemente se abrió. La buscó en la Cruz Roja, en algunos refugios, entre escombros, lodo, árboles y postes caídos, y finalmente fue al edificio donde ella vivía. Allí estaba junto con otros dos vecinos, en el piso catorce. Se habían refugiado en una de las habitaciones de su departamento. Así lograron sobrevivir.
El huracán causó daños en más de 220 mil viviendas en Acapulco y daños importantes en Coyuca de Benítez, Chilpancingo, General Eliodoro Castillo, San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Petatlán, Atoyac de Álvarez, Benito Juárez, Xaltianguis, entre otros, además de Tecpan de Galeana, que también quedaron sin electricidad, agua potable y centros hospitalarios en funcionamiento.
La central de abastos quedó desprovista, con la gente saqueando alimentos y otros productos. Pero, sobre todo, un millón de habitantes quedaron en el abandono, enfrentando la incertidumbre del mañana y del futuro; desamparados y sin saber cómo alimentar a sus hijos o dónde encontrar techo.
Mi fuente me dice que la realidad supera lo que se muestra en la televisión y las redes sociales. No podemos comprender completamente la lucha diaria de los habitantes por sobrevivir. El futuro de un millón de personas se ha visto truncado, y ellos lo saben.
La salida de Acapulco, me cuenta, fue peor que su llegada y la búsqueda de su madre. Al marcharse, dejaron atrás una zona de guerra llena de rabia, frustración, impotencia y una urgencia desesperada de ayudar.
Ante este panorama, Sr. Presidente, ¿cuál es el plan? La reinauguración del Parque Papagayo, por favor, no se puede comparar a darle un dulce a un niño que está muriendo, pero eso se hizo.
Si la gobernadora y su gabinete, la presidenta municipal, los senadores y los diputados federales y locales convocan a poner en pie a Acapulco y a elaborar un Plan de Renacimiento con la colaboración de la sociedad civil dispuesta y lista para ayudar, se podrá reducir el tiempo necesario para la reconstrucción de Acapulco y los demás municipios.
El tiempo, la voluntad y la determinación de la sociedad se presentan como un regalo en la historia.