Hace unos días escuchaba desde lejos la discusión en una reunión entre dirigentes sindicales de una central obrera, en la que intercambiaban ideas sobre cómo se incorporarán a las campañas electorales del próximo año, particularmente la campaña presidencial, aunque sin obviar la campaña a la jefatura de gobierno en la Ciudad de México, una discusión bastante apasionada, pero no por temas sobre la pertinencia de su participación, sino sobre temas de apoyarían o sobre qué líder lo realizarían o en algunos casos aun no definidos, incluso sobre a quién deberían apoyar.
Lamentablemente la postura era prácticamente la misma, apoyar a los candidatos del partido en el poder y los que escuché con algún grado de crítica, no fueron capaces de ir más allá de plantear apoyar a la oposición de morena, aunque fueron las menos de las voces, hoy prácticamente todas las fuerzas, algunas sin mucho convencimiento, están en la dinámica de que el camino es votar por los candidatos del partido de López Obrador.
En muchos momentos hemos insistido que es muy común el error que comenten los sindicatos y sus dirigentes: no diferenciar entre la dinámica del sistema de partidos y la vida y necesidades del ámbito sindical, al grado que una aspiración cuando deciden participar apoyando a algún candidato, es que les garanticen la continuidad en el cargo y de pasada, si se puede, hasta una candidatura plurinominal, esto en nombre de la continuidad del proyecto.
La verdad es que están en un gravísimo error, como diría Vicente Lombardo Toledano en una recopilación de sus discursos denominada: Teoría y Práctica del Movimiento Sindical Mexicano: “cuando los sindicatos se convierten en partidos políticos postergan sus funciones propias y crean la división en sus filas” y esto ocurre cuando por intereses de sus dirigentes e ignorancia, se suman a movimientos del sistema de partidos con el pretexto de que son democráticos.
Partiendo de que la democracia en la que vivimos es de corte liberal, los ideales e incluso derechos fundamentales que se persiguen son los de la libertad, igualdad, seguridad y propiedad y así, a simple vista, suena como la materia prima de un discurso justo, conveniente y hasta progresista, pero en los ideales planteados, no se notan las desigualdades económicas y sociales que se generan con la dinámica del libre mercado, una desigualdad contra la que luchan, en teoría, los sindicatos y otra manifestaciones de la sociedad civil organizada como las cooperativas, las asociaciones civiles y los núcleos ejidales.
Está colaboración tardé 2 semanas en escribirla, no porque tuviera dudas en el contenido y desarrollo, sino porque la carga de trabajo me impidió concluirla y lo que puedo comentar es que el magno evento en el que se planteó poner a las órdenes del proyecto democrático a la base trabajadora de diversas organizaciones ya se realizó, al viejo estilo priísta, con una cascada de alabanzas a la clase política que sin importar su procedencia ha demostrado que es enemiga del sector trabajador de este país.
Con la realización del encuentro capitalino entre organizaciones sindicales de diversa estampa y quien será seguramente la candidata oficial del gobierno, ha muerto definitivamente el “nuevo sindicalismo” del que hablaban en la década de los 90´s, algo que ya sabíamos, era sólo corroborarlo y vaya forma de hacerlo, el nuevo sindicalismo hiede a sometimiento y cobardía, pero sobre todo a oficialismo.
¿Qué le espera al sindicalismo del sigo XXI?, nadie lo sabe, lo único cierto es la necesidad de reaccionar, sólo sabemos que el camino no es el partidista, que se requiere la renovación de cuadros dirigentes y que es fundamental tener claro que aunque la exposición de todas las ideas es válida, no significa que todas son correctas.
De la mano de lo señalado viene la idea de poder y uno de sus elementos es la dirección , así es que hay que tener mucho cuidado en definir hacía dónde vamos y quién lleva el timón.
ADDENDA
- Vaya entreguismo del Ministro Arturo Zaldivar, abrirle la puerta a López Obrador para dejar un ministro a modo de sus intereses personales. Creo que Sheinbaum debe valorar si en efecto el apoyo desinteresado del presidente existe, pues creo que la dejará amarrada por todos lados y lo que le sigue.
- Terrible noticia la muerte de Enrique Dussel, un gran ser humano; un gran filósofo; con una aportación al pensamiento inconmensurable; lo único que me consterna es su afinidad con morena; espero que no haya caído en un pozo involuntariamente como dice Hannah Arendt que le ocurrió a Martin Heidegger con el nacional socialismo nazi.
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Abogado Postulante y miembro de la Escuela para la Formación Política y Sindical A.C.