Siempre mirando al centro del país, los gobernadores están atentos a la aprobación del inquilino de Palacio Nacional. Con veintitrés gobernadores morenistas, dos del PRI, dos del MC y cinco del PAN, los gobernadores operarán, sin duda, en favor de su padrino o esperan a que los Reyes Magos les traigan candidatos triunfadores que perpetúen el maximato o a un niño travieso como Samuel García, Gobernador de Nuevo León, con campañitas de engaña bobos que no le guardan ningún respeto a la Constitución en su afán por sumar votos.
Como en política la desconfianza es de oficio, llama la atención lo que ha ocurrido con Samuel García en Nuevo León: que pide permiso, que regresa, que juega en las dos canchas convirtiendo a su estado en una burla mientras el gobernador interino tiene la grandeza de renunciar y en Palacio el apoyador que lo protege en el tema de los milloncitos de pesos que no aparecen, y sobre todo por el estado de ingobernabilidad que se vive en Nuevo León.
Entre los gobernadores hay otras figuras a destacar por la poca seriedad de su actuación, como Layda Sansores en Campeche, Cuitláhuac García en Veracruz, Rubén Rocha Moya de Sinaloa, Cuauhtémoc Blanco en Morelos, sembrador de muertos; todos ellos ineficaces morenistas con el crimen organizado a cuestas. Como abrazar un futuro seguro, próspero, competitivo con respecto al sufragio, contando para ello con finísimas personas como éstas.
Con la mezcla de gobernadoras y gobernadores de origen partidario diferente pudiera lograrse una pluralidad electoral interesante que se plasme en el Congreso, siempre y cuando no se siga la decisión de una sola voz. Así se contribuiría a un verdadero federalismo.
Los proyectos estatales debieran resolverse con apego a la Constitución Estatal de entidad, así como al proyecto nacional en lo que a todos compete.
Como quisiéramos que lo que veamos, en las precampañas, campañas y en las elecciones sea compromiso con la Constitución, debate, determinación y fraternidad ciudadana; y que sean los gobernantes de cada entidad los que favorezcan elecciones plurales, sin problemas, y que el caso de Samuel García no se repita y afecte a los regios, lo que se ve difícil.
Se requiere que gane la ciudadanía.
