Desde siempre me ha gustado el cine, así que no perdía oportunidad de llegar temprano al salón de usos múltiples de la Escuela Primaria que había en mi comunidad, donde una vez al mes se proyectaba alguna película. Fue en ese lugar donde me estremeció por primera vez la impactante historia de los Sobrevivientes de los Andes. En aquel entonces, tenía alrededor de seis años, en una época en la que no existían restricciones en cuanto a los contenidos cinematográficos.
René Cardona se inspiró en la obra “Viven” del escritor británico Piers Paul Read, la cual detalla la trágica experiencia de las víctimas que lograron sobrevivir al accidente aéreo ocurrido en la cordillera de los Andes en 1972. Dos décadas más tarde, el director y productor Frank Marshall retoma la narrativa de Paul Read, presentando desde la perspectiva de Disney el dramático relato de los sobrevivientes de los Andes. Ambas películas generaron controversia; la versión mexicana de 1976 por su excesivo dramatismo y enfoque en la antropofagia, mientras que la estadounidense de 1993 fue objeto de críticas por su falta de fidelidad a los hechos reales.
En 2008, el escritor, periodista y guionista uruguayo Pablo Vierci presentó "La sociedad de la nieve", un relato que logra la difícil tarea de narrar la historia con la debida distancia temporal y la cercanía de las voces de quienes la vivieron. Este libro ofrece una visión profunda y precisa de los momentos previos al accidente, la lucha por la supervivencia, las decisiones extremas como la antropofagia, la búsqueda de ayuda y la vida después del rescate. Sobre todo, revela cómo la tragedia propició la formación de una sociedad marcada por la misericordia y la superación de lo imposible.
En diciembre de 2023, el director español J.A. Bayona retomó con gran sensibilidad esta conmovedora historia a través de su adaptación cinematográfica de "La sociedad de la nieve", centrada en brindar a aquellos que no habían tenido la oportunidad de sobrevivir la posibilidad de expresarse, buscando así revalorar su significativo aporte en el proceso de supervivencia. La crítica ha recibido el filme de manera positiva, e incluso se habla que podría posicionarse como una de las favoritas para ganar el premio Oscar a la mejor película extranjera.
La narrativa de estas 45 personas [jugadores del equipo de Rugby, algunos familiares y la tripulación], en su mayoría jóvenes y hombres, se vio empañada por el impactante accidente del avión que se estrelló en las montañas andinas, que cobró la vida de 29 de ellos. Este trágico evento dejó una huella imborrable no sólo en aquellos que lograron sobrevivir, sino también en los familiares de quienes abordaron el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en octubre de 1972, con destino a Santiago de Chile.
En YouTube, se encuentra disponible una entrevista titulada "El milagro de Los Andes: la historia contada por sus protagonistas" que resulta imperdible. Constituye una valiosa ocasión para adentrarse en la exploración de la resiliencia humana, así como para reflexionar sobre la estrecha relación entre el sufrimiento humano y la construcción de significado. Además, ofrece la oportunidad de examinar cómo situaciones límite pueden provocar una revisión profunda de nuestras creencias sobre el sentido de la vida y la fe.
Escribo con la firme convicción de que la experiencia vivida por aquellos protagonistas destaca el instinto primordial del ser humano: la supervivencia. Escribo convencida de que cuando este instinto está en juego, los dilemas y problemas morales parecen resolverse por sí mismos. Escribo mientras me pregunto:
¿Qué habría hecho yo en esa situación?
¿Habría logrado sobrevivir?
¿Cuál habría sido mi papel en esa sociedad de la nieve?
Y tú ¿qué habrías hecho?