Eruviel Ávila y su anunciada salida del PRI

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Eruviel Ávila y su anunciada salida del PRI

Miércoles, 24 Enero 2024 00:05 Escrito por 
Alfredo Albiter González Alfredo Albiter González Lo bueno, lo malo y lo serio

El ahora ex priista Eruviel Ávila Villegas, finalmente se unió a las filas del partido Verde Ecologista de México, condición que ya se había venido manejando hace tiempo y que se deslizó recientemente cuando estaba a punto de materializarse, generando la normal expectativa de tal acontecimiento.

Ávila Villegas se catapultó políticamente cuando en el 2003 obtuvo la presidencia municipal de Ecatepec de Morelos, lo que logró gracias al decidido apoyo que recibió del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que en ese momento, su Comité Directivo Estatal se encontraba a cargo de Isidro Pastor Medrano.

El experimentado Isidro Pastor sabía que tenía en Ávila Villegas la oportunidad de recuperar para el partido tricolor el municipio más poblado del Estado de México y consecuentemente, los votos que éste representa, la posibilidad de conservarlos y, en todo caso, aumentarlos, para garantizar la permanencia de los colores en el gobierno estatal.

Los institutos Políticos a eso dedican gran parte de su tiempo, a elaborar estrategias para conquistar la mayor cantidad de votos posibles con el propósito de obtener o conservar el poder. En un ejercicio de revisión mínima lógica, Ecatepec es un fruto demasiado jugoso como para no centrar toda la atención necesaria para conquistarlo.

La mancuerna que integraron ambos, líder partidista y candidato, dio el resultado buscado; el PRI logró recuperar el pastel más deseado de la entidad mexiquense y como consecuencia, los bonos del nuevo presidente municipal subieron de valor;  no hubiera sido posible lograrlo sin el apoyo determinante y generoso por parte del PRI, por medio de su líder, que lo impulsó.

Hábil como ha sido en su carrera política, el ex mandatario mexiquense manejó las fichas en su favor y para la elección a gobernador en el 2011, le hizo “manita de puerco” al entonces titular del ejecutivo estatal, Enrique Peña Nieto, quien veía en Alfredo del Mazo a su posible sustituto.

No contaban los priistas con el hecho de que Eruviel, para entonces, ya había tenido acercamiento con otra fuerza política, dejando ver que en caso de no ser considerado como candidato natural del Revolucionario Institucional, se iría del partido con grandes posibilidades de triunfo para arrebatarle al PRI el Estado de México.

La decisión de Enrique Peña fue práctica, no había porque arriesgar, se fue a la segura, y posteriormente el tiempo le dio la razón; Eruviel Ávila Villegas ganó cómodamente los comicios para alzarse como gobernador Constitucional de la entidad del 2011 al 2017.

Alfredo del Mazo sustituyó a Eruviel Ávila, cuya actuación al frente del ejecutivo estatal confirmó que, en su momento, Enrique Peña, había decidido adecuadamente, apostando por el ecatepequense en lugar de su familiar, cuyo trabajo quedará ahí, para el análisis, sin dejar de lado que las evidencias dejan ver que aparentemente ofreció el territorio al partido del presidente en bandeja de plata, al presentar nula oposición para defender lo que se le ha insistido en llamar la cereza del pastel, y en la que gobernaron padre y abuelo.

La posibilidad de que Ávila Villegas hubiera brincado a otro instituto que “sí le reconociera su valía”, debió haber encendido las luces de alerta en el Revolucionario Institucional, que, acostumbrados siempre a ser disciplinados no lo hicieron, congruentes con su pasado, fue así como se dejó pasar lo que ya era evidente; no obstante, en el momento que así lo decidiera Eruviel y si sus intereses lo pedían, no tendría problemas para abandonar las filas priistas.

Después de las elecciones del 2000, el priismo se dio cuenta que ya no era más el partido hegemónico que fue; que aquella época de los carros completos había terminado y, de no hacer caso a las señales y aceptar que tenían que renovarse, su fin estaría más cercano de lo que debía.

Las cuentas que hicieron al revisar la derrota sufrida en manos del Partido Acción Nacional (PAN), con Vicente Fox al frente, y el fenómeno que éste representó con su candidatura, arrasaron con grandes zonas, antes pertenecientes al PRI, observando que habían sido los votos del partido Verde Ecologista los que ayudaron para marcar diferencias en favor de Fox y el PAN.

Fue entonces que, posteriormente, el PRI buscó al Verde, logrando el amasiato conocido para recuperar las zonas que se le habían escurrido de entre los dedos; en ese momento, el PV confirmó su condición descarada de ser un partido comodín para lograr satisfacer los interés de quienes lo manejan; al igual que lo han hecho otros, como el PT o Encuentro Social o, en su momento, Movimiento Ciudadano.

Después de la integración de la coalición PRI-Verde Ecologista, los tricolores, antes reacios con sus ideas, empezaron a ver de lo más normal tal situación, entendiendo que los tiempos cambian y que hacer equipo con otros los fortalecía.

Sin embargo, para Eruviel no es lo mismo, ya que ve la oportunidad de renovarse y aspirar, incluso, a dirigirlo, ¿qué mejor oportunidad, cuando en este momento, el PVM está tan cercano al partido en el gobierno, y que su candidata, Claudia Sheinbaum, tiene grandes posibilidades de quedarse con la silla del águila?; los alcances son, en un imaginario muy reservado, inigualables, ¿para qué continuar en el PRI, si es el partido que más ha alimentado las filas de Morena?

La posibilidad de contar la misma historia con otras siglas, alimenta el ánimo de políticos que como Ávila Villegas tienen; no hay forma de perder, el PRI reduce en fuerza y sobrevive, mientras que, en apariencia, Morena construye un nuevo periodo similar al del PRI.

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio