Alexander Gael Vargas Trejo
Lizbeth Andrea Moreno Rodríguez[2]
Dr. Gonzalo Levi Obregón Salinas[3]
Detrás de las palabras “Te controlo porque te amo” se oculta una realidad desgarradora: la violencia en el noviazgo, una epidemia silenciosa que ataca sin discriminación a personas de todas las edades, géneros, orientaciones sexuales y clases sociales. Este virus no conoce fronteras y vulnera los derechos humanos de millones de personas en todo el mundo. Es de suma importancia abordar este tema y comprender sus graves consecuencias en los derechos humanos.
La violencia en el noviazgo abarca conductas que buscan controlar, dominar o agredir a la pareja en formas físicas, verbales, psicológicas, económicas o sexuales. Datos del INEGI revelan que en el 2021 la incidencia de violencia en las relaciones de pareja alcanzó un alarmante 70.1%, evidenciando su creciente prevalencia. Las mujeres, lamentablemente, son las más afectadas, con un 76.5% reportando haber experimentado violencia en el noviazgo, comparado con el 63.6% de los hombres.
Esto no solo señala el gran índice de violencia que se vive día a día, sino también las grandes transgresiones a los derechos humanos de cada persona que es víctima de este tipo de violencia, dado que las agresiones perjudican la integridad de las personas, dañan la dignidad, la salud ya sea física o mental y la libertad de expresión de los individuos que se encuentran en estas situaciones.
Con lo anteriormente expuesto, identificamos que existen vulneraciones a los Derechos Humanos, pues uno de los principales derechos afectados es la dignidad humana, principalmente por ciertos comportamientos que buscan denigrar y humillar a la víctima, además de reducir su autoestima y su valor como persona. En el caso de la libertad de expresión, esta se ve perjudicada principalmente en la toma de decisiones, ya que en la mayoría de los casos las víctimas son dominadas por el miedo que provoca la opresión que ejerce su pareja en contra de ellos.
Queda claro el impacto negativo que sufren los hombres y las mujeres en relación a sus derechos humanos, a tal grado que muchas de las víctimas de este tipo de violencia olvidan que los tienen, provocando así su vulnerabilidad. Es esencial que la sociedad tome conciencia de este problema y promueva relaciones basadas en el respeto y la igualdad para poner fin a esta situación y proteger los derechos de quienes han sufrido.
Por ello, consideramos necesario que las personas comiencen a reflexionar sobre su responsabilidad en el manejo de sus emociones y dignidad. Hay que tener en cuenta que tenemos la obligación de cuidarnos, por ello, debemos comenzar con la administración de nuestros pensamientos, lo que lleva a generar pensamientos positivos, es decir, valorar nuestras habilidades, ya que todos los seres humanos las tenemos. Con ello, fortalecemos nuestra autoestima y evitamos tener emociones negativas que generen dependencia de otras personas.
Las emociones tardan 20 segundos en generarse, por ello, tenemos que darnos cuenta de que al tener pensamientos negativos, de los cuales depende de nosotros tenerlos o no, automáticamente se generan respuestas negativas en nuestra manera de sentir en relación a las ideas que tenemos o que pensamos. Por ello, es importante alejarse de las personas que nos hagan tener ideas negativas de nosotros. De lo contrario, tendremos sentimientos que generan una confusión sobre la manera de conocernos y llegar a conclusiones erróneas sobre nuestra personalidad o habilidades.
[1] Estudiante de Derecho Internacional de la Universidad Autónoma del Estado de México UAP Cuautitlán Izcalli, colaboradora del programa Laboratorio de Derechos Humanos de la Defensoría Municipal de Cuautitlán Izcalli.
[2] Estudiante de Derecho Internacional de la Universidad Autónoma del Estado de México UAP Cuautitlán Izcalli, colaboradora del programa Laboratorio de Derechos Humanos de la Defensoría Municipal de Cuautitlán Izcalli.
[3] Defensor Municipal de Derechos Humanos de Cuautitlán Izcalli, y profesor del posgrado en Derecho de la Fes Acatlán, integrante del SNI, del CONAHCYT.
La presente columna se realiza bajo el programa Laboratorio de Derechos Humanos, y Búzón de Libros, de la Defensoría Municipal de Derechos Humanos.