Tenemos que tomar en cuenta desde la perspectiva interna que se relaciona tanto con los pensamientos como las emociones en nosotros como personas, y en segundo plano o dimensión como nos comportamos con los demás, y por último el impacto dentro de nuestro grupo social, es decir la violencia no sólo escala en cuanto al tipo de transgresión, también se desarrolla frente a las demás personas, pero deja marcas en nosotros mismos que no podemos identificar.
Por lo tanto, tenemos en primer plano lo que pensamos de nosotros mismos, seguramente escuchaste que nosotros somos los jueces más duros con nuestros comportamientos, debido a que, al estar sujetos a nuestros pensamientos y sentimientos, repetidamente encontraremos una sanción desproporcional, así como continua para nosotros mismos en cuanto al ser más indefenso cuando se trata del propio autocastigo.
En la otra dimensión se relaciona con el comportamiento que tenemos como individuos con los demás, el ser violento con otras personas las daña de una manera que influye tanto en el pensamiento como en las emociones, por lo que cuesta más trabajo olvidarlo ya que podríamos poner como ejemplo las palabras en italiano, primero que tiene que ver con dimenticare se relaciona sacar de la mente es decir dejar de pensar ese daño que se genero hacia nosotros o que una persona realiza en contra de otra.
La segunda parte del esfuerzo se relaciona con sacar del corazón scordare en italiano que tiene que ver con quitar el daño de las emociones lo cual lo vuelve más complejo aun, ya que tanto la mente como las emociones recuerdan el daño una y otra vez que se vuelve parte de la primera sanción como lo es el autocastigo, entonces cómo hacer frente a esto, es un trabajo de disciplina así como de intento que se refiere a la dignidad, identificar cuál pensamiento así como sentimiento dejamos florecer, es imaginar que nuestra mente y emociones son un jardín y decidimos qué es una flor que embellece nuestras emociones y pensamientos o una plaga que la lastima.
Eso se vuelve responsabilidad de las personas de manera individual, por ello, el daño que puede generar una persona al violentarte se equipara con la palabra en italiano traditore, que se podría relacionar con traidor en español pero va más allá, se relaciona traspasar la esencia humana con un comportamiento como lo es traspasar el alma, cuando una persona realiza un acto que te traspasa el alma violenta lo más esencial del ser que es aquello que te da voluntad de vivir. Estas son las ideas materializadas de la violencia, pero falta el impacto que se genera al grupo social, es decir unas personas violentadas necesariamente impactan el grupo social en donde viven.
La violencia en una dimensión grupal genera que esa sociedad se encuentre con problemáticas sobre falta de dignidad, que institucionalice la violencia, y se empiece a reprogramar de manera autopoiética es decir de manera automática se reproduce dentro de su núcleo olvidando como inicio o culminación de la violencia, con lo cual se vuelve un hábito de vida, que cuesta un gran trabajo y esfuerzo erradicar. Por lo tanto, de esta manera las personas viven violentadas y se acostumbran a violentarse o ser violentadas, lo que da origen a las patologías sociales, como lo es maltrato, falta de dignidad, que impacta en la autoestima y dar pase a la enfermedad de nuestra época que es la depresión que puede llevar al suicidio.
Todas estas son las razones de porqué no es buena la violencia ya que incluso al emisor de ese comportamiento violento también tiene consecuencias negativas que impactan al receptor y que se esparce en un auditorio que es el grupo social, con lo cual se cierra el círculo de la comunicación de la violencia, por ello, la violencia debe ser identificada de manera general ya que nadie se encuentra proscrito de ser traicionado, maltratado, que tenga la necesidad de sacarlo del corazón o mente.