Comenzaremos explicando el contexto en el cual el Derecho Humano a la Felicidad podría gestarse, para ello, haremos referencia primero a que todo Derecho Humano es una descripción de las personas. Seguramente encontrarás muchas definiciones más elaboradas de ¿qué son los Derechos Humanos?, pero la realidad es que al momento de aplicarlos y con el afán de introducirlos a un lenguaje o plática que todos podamos entender, se refieren más a cómo describimos nuestro comportamiento como personas relacionado con la necesidad al momento de vivir en sociedad.
El primer paso ya está dado, que era identificar qué son los Derechos Humanos. Ahora bien, entraremos al contexto de la Felicidad. Bueno, este concepto genera muchas dimensiones o maneras de poderlo pensar, entender y aplicar. Para ello, es importante comenzar a identificar las distintas posturas de lo que entendemos por felicidad. Primero se relaciona a la dimensión o manera filosófica, que podríamos entender a la felicidad como el fin del hombre o individuo, que no es confundirlo con el hecho de que, para tu percepción, te pase algo positivo o negativo.
La Felicidad en este contexto tiene que ver con la manera de apreciar las cosas de la vida. Otra idea relacionada con la atracción es que la Felicidad se relaciona con la paz, por lo cual hay mucha confusión en considerar que la paz es un objetivo de la vida. Por ello requiere que tengamos más precisión: la paz es el camino que realizamos para poder llegar a disfrutar lo que hacemos. Ahora bien, platicando con mis alumnos de la materia de Derechos Humanos Comparados, así como con diferentes amigos, como lo es Adrián Flash, Coach Mario, esas charlas ayudan para verificar mis ideas y posteriormente aclararlas, con el afán de aplicarlo en la vida cotidiana de todos.
Entonces ya tenemos por lo menos tres tipos de visiones de lo que se entendería por Felicidad. En ese contexto, la idea es aplicarlo para todos. Es un Derecho Humano porque todos podemos ser felices; es una expectativa de cumplimiento que podríamos solicitar al Estado, pero también a nosotros mismos. Entonces es un Derecho Humano ambivalente: es exigible al Estado pero también se relaciona con el compromiso o disciplina de formarnos el carácter, que es tratar de poner en práctica en todo momento lo que nos haga tener mejor salud física: digestión, horas de sueño, buena alimentación y ejercicio.
Por otro lado, la salud mental se relaciona con los buenos pensamientos, la aceptación, la elección de la manera en que queremos ver los acontecimientos que nos suceden, y permitirnos que las ideas, así como pensamientos que nos generan ansiedad, preocupación o tristeza, poco a poco se alejen, y poder resistir esas ideas negativas que en nada ayudan. ¿Entonces cómo ponemos en práctica o hacemos efectivo el Derecho Humano a la Felicidad? Mira: comer bien, dormir bien, trabajar planificando, no estar corriendo, tratar de disfrutar sólo el momento en el que estamos, se ve reflejado en la salud física.
Ahora ¿cómo ayudamos a nuestra salud mental? Bueno, sin duda el primer paso es la aceptación de lo que pasa, darse cuenta de que las cosas que nos suceden así son y no se cambiarán. Por lo tanto, tomarnos el tiempo para aceptar esa situación, y aceptar la situación, planificar, pensar, vivir, llevar a cabo desde ese hecho o momento. Para ello, se tiene que tomar la decisión de lo que sucedió y estar ciertos de que eso es y nada lo puede cambiar, pero que nosotros sí podemos decidir qué hacer con el tiempo que tenemos desde ese momento.
Para terminar, les puedo decir que hay una diferencia entre dolor y sufrimiento, y me hace recordar a la bendita Sentadilla Hack, o trabajar pierna en el gimnasio. Todos llegamos al día de pierna a sentir dolor, pero ese dolor nos ayudará a crecer nuestros músculos de las piernas. Por lo tanto, ese dolor es necesario, a diferencia de lo que conocemos como sufrimiento, que es no hacer algo, equivocarte en hacer una tarea o trabajo, con el comportamiento de quererlo recordar una y otra vez, de algo que pensamos que no fue bueno, y no permitimos verlo de otra manera sin aceptar lo que sucedió, o bien quererlo recordar y vivirlo siempre sin una razón por la cual lo hacemos.
Entonces, amigo lector, como acabamos de mencionar, el Derecho Humano a la Felicidad sí existe, y es exigible al Estado o Gobierno, pero también a nosotros mismos, lo cual lo vuelve interesante, ya que la manera tradicional de ver los Derechos Humanos es que sólo es un requisito de solicitar a otros, pero nunca a nosotros mismos.
Abrazos.
