En esta fecha en la que nuevamente recordamos nombres como los de las hermanas Mirabal, que dieron su vida para derrocar en República Dominicana al dictador genocida Leónidas Trujillo. O Elvia Carrillo Puerto, la “Monja Roja” que fundó, junto con trabajadoras de la Secretaría de Agricultura, la Liga Orientadora Femenina Socialista, dedicada a atender a menores desamparados y a madres solteras y la cual se transforma en la Liga de Acción Femenil, que siguió la lucha por el reconocimiento del voto de la mujer, además de otras muchas a las que les debemos los espacios ganados.
Debemos recordar que nos falta a todas las que seguimos aquí, mucho por hacer, para acortar la brecha de género que todavía existe.
Según un artículo publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México se ha acortado la brecha de género en toma de decisiones de poder, esto, basándose en los avances de equidad de género que se han dado en materia legislativa. Y es cierto, sabemos que a los partidos la ley les exige que 50 por ciento de sus candidatos sean mujeres.
Revisemos algunas estadísticas que maneja la Secretaría de Gobernación, a través de del Instituto Nacional de las Mujeres (InMujeres).
250 diputadas en la Cámara federal, que son 50 por ciento dentro de la Legislatura (2021-2024), ocupan una curul y 64 Senadoras, la mitad, integran la Cámara Alta (2021 - 2024). Hasta aquí todo va bien.
Pero cuando revisamos cuántas gobernadoras han dirigido un estado de los 32 en el país, las cosas cambian. Y es que de los 32 estados, solamente 10 están encabezados por una mujer, uno de ellos por Delfina Gómez Álvarez, la gobernadora del Estado de México, la primera en su historia. Gran avance, pero solo es 30 por ciento en el país.
De los 2 mil 469 municipios en los 31 estados y la Ciudad de México, hay 522 presidentas municipales, es decir, 21 por ciento solamente. Y eso que este rubro es de los que más se presumen.
En temas de educación, en México solo 42 por ciento de las instituciones de educación superior son dirigidas por mujeres. En salud, 50 por ciento del sector está representado por mujeres. En los económicos, a nivel nacional solamente el 23 por ciento de personas empleadoras son mujeres. Esto significa que en ningún rubro somos mayoría todavía.
Después de 2024 años, para quienes vamos con el calendario gregoriano, hemos avanzado, sí, pero no podemos hablar de equidad y menos de igualdad de trato y oportunidades, la brecha sigue siendo enorme, porque en esta lucha por los espacios ganados, las mujeres podemos aspirar solamente a un 50 por ciento del 100 que siempre han ocupado los hombres.
Hablar de mayores porcentajes sigue siendo un atrevimiento, una ambición mal vista. Pensar en ocupar los espacios que por 2024 años ellos han monopolizado es ser repudiadas, ventajosas, oportunistas y brujas llena maldad y avaricia.
Pero la realidad es que no. La verdad es que mientras no ocupemos los espacios que nos corresponden, que no sea por cuota, así sean más altos, no se puede hablar de igualdad.
Quiero ser puntual en admitir que estos espacios ni porcentajes deberían de estar marcados en una ley, más bien deberían darse naturalmente, que a través de las oportunidades de preparación podamos acceder a ellos.
Desgraciadamente, el atraso, como bien lo marca la Organización de las Naciones Unidas, es más de 160 años, pero convencida estoy que este 8 de marzo no tuvimos mucho que celebrar; sin embargo, seguiremos trabajando desde esta trinchera, para que algún día las que vienen en el camino, sí lo puedan hacer.
Claro, este es sólo el panorama parcial. Porque si hablamos de la violencia, es preocupante, pero ya tocaremos ese tema.