Bien colectivo, la última prioridad

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Publicado en Opinión

Bien colectivo, la última prioridad

Lunes, 01 Abril 2024 00:34 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

¿Cómo le va con los incendios forestales y la escasez de agua en su localidad? ¿Bien? Nos faltan abril y mayo. ¿Tiene alguna duda de que el principal peligro que acecha a la humanidad se llama clima y se encuentra en una situación crítica? Es nuestra vulnerabilidad global plenamente identificada, incluso en regiones de riesgo específicas –América Central, Asia y África–. El cambio climático, junto a otros efectos del calentamiento global, la pobreza y la desigualdad son factores que determinan la vulnerabilidad sistémica y estructural que enfrentan aproximadamente 1,600 millones de personas.

En nuestra región, el pronóstico para el año 2050 prevé que se duplique en cantidad y aumente su nivel de vulnerabilidad hasta 15 veces más que en los países ubicados en América del Norte y Europa, debido a que los peligros provocados por el clima se agudizan por la vulnerabilidad física, socioeconómica y ecológica que impera en los países que ocupan las zonas críticas y que se han construido socialmente como consecuencia de la nula vigencia del estado de derecho y la frágil gobernabilidad al interior de estas naciones, incluido desde luego México.

En este contexto, el comportamiento humano, basado en una falsa creencia de que ocupa una posición única y controlada dentro del ecosistema, ha generado cada vez mayores condiciones de riesgo en detrimento de su propia seguridad. Algunos indicadores, como los bajos niveles de seguridad alimentaria, salud y el incremento de la pobreza, al conjugarse con la disminuida capacidad de adaptación al medio –falta de respeto a la biodiversidad, la paridad de género y fragilidad estatal–, elevan el grado de exposición a los peligros por inundación, sequías, incendios forestales, tormentas y deslizamiento de laderas, principalmente.

La estrecha relación entre las dificultades de acceso a los principales medios de vida, tales como alimentos, agua, vivienda y trabajo, junto a la degradación progresiva y cada vez más acelerada del hábitat a cargo de los agentes económicos preponderantes –entiéndase empresarios, grandes corporaciones globales y gobiernos locales aliados–, coloca a amplios grupos sociales marginados en una situación de vulnerabilidad e indefensión cada vez mayor y más difícil de revertir, ya que sin los medios básicos del sustento, mitigar los efectos del clima y los niveles de mortalidad provocados por estos, serán insalvables hacia el año 2050.

Otro factor es la pérdida generalizada de biodiversidad inducida por el clima. Regiones como Los Andes y el sureste mexicano, debido a los efectos de las actividades humanas, el incremento continuo de los patrones de temperatura y precipitación, cada vez más erráticos, limitarán las posibilidades de migración y estancia de múltiples especies que han hecho de estos espacios sus santuarios a lo largo de miles de años. Asimismo, las selvas tropicales y bosques de América del Sur, debido al aumento en la frecuencia de incendios, deforestación y cambios drásticos en los patrones de precipitación las acerca a un umbral crítico de degradación, ya que con menos bosques y selvas, hay menos agua que fluya de regreso a la atmósfera, lo que dificulta el regreso de humedad y aumenta la posibilidad de mayores sequías.

En fin. ¿Qué hacer? No es fácil, pues la mayoría de las recomendaciones para mejorar el clima corresponde ejecutarlas a las grandes corporaciones y a sus gobiernos aliados. La priorización de fondos para el desarrollo resiliente de las zonas críticas identificadas; acciones humanitarias anticipatorias; la gestión sostenible y equitativa de recursos naturales y protección de la biodiversidad para evitar una mayor pérdida de servicios de los ecosistemas no son de alcance ciudadano. Temas como la seguridad alimentaria, la disponibilidad de recursos hídricos y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero siguen siendo a criterio de cada país, según sus propias necesidades y contextos, colocando una vez más al final de las prioridades el bien colectivo. Recuerde que si los cambios y soluciones no provienen de los ciudadanos, estas no serán. ¡Cuídese! Esto es también protección civil. ¡Que su semana sea de éxito!

Hugo Antonio Espinosa Ramírez

Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre

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