Las candidatas y candidato presidencial dejan mucho que desear, sus campañas no prenden y a diferencia que otros procesos electorales anteriores, no generan ninguna expectativa contundente en el electorado; se siente en el ambiente, la contienda electoral de 2024 es una diputa desangelada, en la que la idea de continuidad no es muy prometedora ni clara y la idea de cambio no está impactando en el estado de ánimo de los adultos que rondan los 40 años, muchos menos en los jóvenes.
Hace muchos años le preguntaron a un diputado de un partido que ya ni recuerdo cuál era, sobre cuál era su opinión acerca de los famosos “nini´s”, si no me equivoco comentó que para él eran jóvenes que habían nacido con una enfermedad, de ahí su actitud de “ni” querer trabajar y “ni” querer estudiar, un fenómeno del que no se ha hablado tanto en los últimos años, pero que está aún muy presente.
La mente es poderosa, aunque no lo sabemos, cuando notamos alguna incongruencia en lo que se nos dice, aunque sin una razonamiento muy claro, sabemos que algo no anda bien, así es que si el contexto económico, político y social no ofrece realmente oportunidades a la realización individual, no hay discurso que cambie esa percepción, un fenómeno presente en esta contienda en la que las promesas no son claras, muchos menos creíbles y que es la explicación a un fenómeno social como el de los “nini´s”.
El tema ausente en la contienda es el del mundo del trabajo, ninguno de los 3 candidatos lo ha abordado con la importancia e interés que se requiere, craso error si comprendemos que, siguiendo las ideas de un sinnúmero de economistas, es el trabajo predominantemente manual el generador de la riqueza y por tanto el origen de la riqueza de las naciones, cuando menos en el contexto del capitalismo, que es el sistema económico en el que vivimos la mayoría de las naciones del orbe.
Personalmente creo que la única persona por la que podría votar, es aquella que no confunda la construcción de un nuevo “estado social”, con un estado que supuestamente prioriza la protección a la mujer, en función de la creación de leyes que dicen protegerla de vivir en un ambiente de violento, leyes que son más declarativas que verdaderas fuentes de protección y empoderamiento de la mujer.
También creo que podría votar por un candidato, hombre o mujer, que muestre que tiene un verdadero interés por revisar los efectos reales de las reformas laborales que la Ley Federal del Trabajo ha vivido en los últimos años, particularmente las de 2012 y 2019, donde además tome en serio los temas de la tercerización del trabajo también llamado “outsourcing” y desde luego la “uberización” de muchas actividades, que es la nueva fuente que legalmente usan muchas empresas, para impulsar la nueva informalidad en el empleo.
Y ni hablar del sector burócrata en México, que en todos los sentidos vive en el arcaico y que en el horizonte no se ve un interés real por reformarlo partiendo de la idea de los Derechos Humanos, para que de una vez por todas se les reconozca a los trabajadores al servicio del gobierno todos los derechos que a los trabajadores del sector privado, finalmente no hay razón para la distinción, ellos también realizan un trabajo personal y subordinado como lo define la Ley Laboral, así es que la limitación en sus derechos no tiene razón de ser.
Nunca pensé decirlo, pero en el pasado cuando creí que el sistema de partidos nos podía ofrecer alguna oportunidad de cambio, siempre tuve el interés por participar en el proceso electoral emitiendo mi voto, hoy a unas cuantas semanas de que se lleve a cabo la jornada electoral, aun no tengo idea sí cuando menos iré a votar, una sensación que veo en demasiados mexicanos con los que todos los días platico del tema. Parece que hagamos lo que hagamos no hay muchas condiciones para encontrar quién se comprometa de verdad con buscar una distribución más equitativa de la riqueza, frenar con mayor decisión la corrupción y ver la educación con una visión que a futuro nos ayude a disminuir la inseguridad, un problema que quieren resolver sólo con más policías, cámaras y acciones que no sirven de mucho.
Hoy tanto la mal llamada izquierda, como la derecha, se han subido en la promesa de dar más y mayores programas sociales, creo que ese no es el camino que de manera prioritaria debemos seguir; sin renunciar a muchos de estos programas, el camino es el de la formación con una perspectiva de desarrollo y aplicación de la vocación y habilidad de las personas, sobre todo de los jóvenes y el de dejar de una vez por todas el del impulso de sistemas que fomenten una mano de obra autómata, que está secuestrada por las certificaciones que abundan sobre el aprendizaje de procesos, una política que es por un lado es lesiva a la salud mental de todos los sujetos y que nos sigue condenando a ser sólo mano de obra barata.
ADDENDA
1. ¿Qué diferencia hay entre la Libertad Sindical y la Libertad a secas?, creo que ninguna, de hecho, creo que segunda es aún más importante que la primera. Si la Libertad Sindical parte de la consulta a los trabajadores de todas las decisiones que se tomen en torno a sus derechos en la relación laboral, no veo por qué esta idea no se implemente en otros contextos de la cotidianidad social, en la que se consulte con el mismo “rigor” a la ciudadanía sobre temas ríspidos y coyunturales; si bien es cierto serían ejercicios caros y complejos, ese no es un argumento para no llevarlos a cabo, al final del día han impuesto a las organizaciones sindicales la obligación de hacerlo, sin tantos recursos y sin personal para ello.
Lo comento porque en estos momentos se están discutiendo temas en los que sería muy bueno saber qué piensa la sociedad y así ver reflejado lo que culturalmente traemos en la cabeza los mexicanos, temas como el de las corridas de toros en la Ciudad de México, la modificación a la Ley de Amparo, incluso la sobreexposición de la figura de varios políticos utilizando los tiempos públicos, empezando por el presidente, de eso nadie nos pregunta, creo porque eso los obligaría inevitablemente a tener que informar más a la sociedad y con ellos abrir espacios de una mayor crítica a las decisiones impositivas de la clase política.
2. Ana Gabriela Guevara no da una. Los pocos triunfos en el deporte nacional se han dado sin el apoyo de la CONADE que mal dirige la exvelocista. Muy lamentable la postura del gobierno a través de esta persona, que va error tras error forjando lo que seguramente será su tumba política. Así como hay un cartel inmobiliario no sólo en la Ciudad de México sino en todas las ciudades del país con un alto atractivo para vivir, en este caso también pudiera darse el caso de un “cartel deportivo”, en el que Guevara está decidida a apoyar a los incondicionales que estén dispuestos a aplaudir su pésima gestión y con ello ser parte de las complacencias gubernamentales.
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