Este domingo el Zócalo de la Ciudad de México se convirtió en el escenario de un espectáculo político que dejó ver que los ciudadanos han demostrado que han dejado de lado lo que se decía era apatía política. Con gritos de “¡fuera Morena!” y “¡presidenta, presidenta!”, casi 100 mil asistentes, según cifras oficiales, se congregaron por la defensa de la democracia, para protestar contra el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y apoyar a Xóchitl Gálvez, la abanderada de Fuerza y Corazón por México para las elecciones presidenciales de junio.
La marcha, la "marea rosa", exigió mayor democracia y criticó a AMLO por debilitar instituciones, dividir al país y gobernar de manera personalista desde 2018. Es irónico que en una marcha de estas magnitudes se pida democracia en un país que se jacta de ser una república democrática.
Esta marcha demostró que, a pesar de las críticas sobre la apatía, la pasión por el debate político sigue muy viva. Hay quienes están y quienes no de acuerdo con el gobierno actual. Ahí quedó la demostración.
Según la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital del país, la marcha que culminó en el Zócalo de la Ciudad de México fue pacífica, sin incidentes de violencia. Claramente no estuvo en la plancha, pues ahí hubo algunos golpes entre miembros de la CNTE (que ya se esperaba hicieran algo así). Curiosamente, todo es más tranquilo cuando la oposición toma las calles. Se montan grupos manifestantes y se altera el ambiente que después se calma al culminar.
Este mitin no fue un evento aislado. Se realizó justo antes del tercer y último debate presidencial. ¿Oportuna sincronización? Evidentemente el ambiente estaba caliente antes de un debate crucial a solo dos semanas de la elección. Vemos a miles de mexicanos en las calles y plazas. La congregación de miles en el Zócalo puede ser la muestra que los ciudadanos están dispuestos a participar activamente en el proceso electoral. Aquí lo importante es ver si salen a votar esos miles el próximo 2 de junio.
Claudia Sheinbaum, candidata de Morena; Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, y Xóchitl Gálvez, del PAN, PRI y PRD. Tres candidatos, tres visiones diferentes de México, pero sólo hay una silla en Los Pinos. La carrera está por terminar, y la pregunta en boca de todos es: ¿quién ganará? Hay quienes tienen la seguridad de que es Claudia la que ganará de manera contundente. Otros dicen que Xóchitl ya alcanzó y puede ser la ganadora. De Jorge Máynez, lo acusan de ser comparsa morenista.
Las campañas han intensificado. El debate presidencial fue con cada quien tratando de mostrar una alternativa convincente para el futuro del país. Presentaron propuestas y se atacaron. No le hicieron caso a un Máynez cargado con Claudia. Al final los debates son eso, sólo un show, a menos que haya algo muy, pero muy fuerte, cambia tendencias. Fue mejor show que el primero y el segundo.
Antes, en el Zócalo, durante su discurso, Gálvez prometió un mejor rumbo para México. Expresó su visión: "Vamos a ganar para dar, no para recibir; para compartir, no para arrebatar; para servir, no para servirnos; vamos a ganar para escuchar, no para insultar".
La carrera entre Gálvez y Sheinbaum parece más una maratón. Ambas mujeres, con una trayectoria destacada en la política, están en una competencia cerrada. Álvarez Máynez, por su parte, se mantiene en un distante tercer lugar en las encuestas, lo que indica que la verdadera batalla será entre las dos punteras.
Además de la presidencia, las elecciones del 2 de junio incluirán la elección de diputados federales, senadores, nueve gubernaturas y alrededor de 20 mil cargos locales. La magnitud le da un gran valor al voto ciudadano, la importancia de cada voto, y la necesidad de una participación ciudadana informada y activa.
Lo que sí es un hecho, es que lo que inició como un movimiento ciudadano en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) ha evolucionado en un llamado abierto a no votar por Morena y apoyar a Gálvez y la alianza opositora. El futuro político de México está en juego, y el desenlace de esta narrativa impactará al país en los años venideros.
Las encuestas reflejan una lucha reñida, lo que añade incertidumbre y emoción al proceso electoral.