La antesala del desastre

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Publicado en Opinión

La antesala del desastre

Lunes, 03 Junio 2024 03:04 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

Un desastre es un proceso social que irrumpe catastróficamente y genera caos; rebasa la capacidad de respuesta de la comunidad o grupo social afectado; requiere de ayuda externa para su atención y siempre trasciende profundamente en la vida, patrimonio y territorio de las personas que lo sufren. La magnitud de un desastre se considera a partir de la coincidencia de dos fenómenos simultáneos: por un lado, la vulnerabilidad y nivel de exposición de una comunidad o grupo ante un fenómeno perturbador –un sismo, incendio o inundación–; y por el otro, la capacidad destructiva y el grado de afectación que éste produce en combinación con el primero.

Un desastre, entendido como proceso social, es multicausal y la profundidad de sus impactos al interior de un segmento poblacional es variado e indeterminado, ya que la destrucción que deja a su paso depende de las características específicas del grupo humano y su entorno, casa, organización o barrio. El riesgo de desastre está presente cuando el peligro es alto y se combina con altos niveles también de vulnerabilidad. Por eso en la mayoría de los casos, las personas en situación de pobreza son quienes engrosan la estadística de lesionados y fallecidos tras un desastre, así como las zonas ubicadas en los márgenes de las grandes ciudades son quienes lo pierden todo, casi siempre.

Como ejemplo, podemos referirnos al evento hidrometeorológico extraordinario que se vivió el pasado jueves 23 de mayo de 2024, en el municipio de Toluca, Estado de México. Una Nube de Embudo, fenómeno atípico parecido a un tornado, pero con menor impacto destructivo, se presentó de forma inaudita aquella tarde en una urbe habitada por un millón de personas que cuenta con todos los servicios públicos básicos, infraestructura urbana en el 80% del territorio; la mayoría de las calles están pavimentadas y su nivel de pobreza está en la media nacional; características que la hicieron resiliente ante el impacto dicho fenómeno, cuyo saldo fue de 60 árboles caídos, dos bardas perimetrales derribadas (una de ellas cayó sobre dos personas, dejándolas sin vida); un vehículo aplastado y cientos de ventanas, puertas y balcones afectados en tres colonias populares del norte del municipio.

El mismo fenómeno, de haber ocurrido en una zona con mayor nivel de pobreza, con un promedio menor de casas construidas con concreto, calles sin pavimentar y poco desarrollo de infraestructura urbana, el impacto hubiera sido mayor y, muy probablemente, se hubiera convertido en un desastre, es decir, la comunidad habría sido rebasada en su capacidad de respuesta.

Las características sociales y materiales de una comunidad definen su capacidad de reacción, antes, durante y después de una emergencia. Frente a un mismo fenómeno, por ejemplo, un sismo, habrá quien resulte afectado en su vivienda y necesita trasladarse a un refugio; si la familia afectada es grande, si no se cuenta con seguridad social, si son migrantes, si después del sismo pierden su trabajo, si no tienen ahorros, o familiares que les apoyen… Todas esas aristas determinan su nivel de vulnerabilidad, por lo tanto, su recuperación y vuelta a la normalidad será diferente para cada familia. Hay quienes lo logran en un par de meses, otros un poco más, incluso años. Otros nunca se recuperan después de un desastre.

¿Cómo saber si se está en la antesala de un desastre? Sólo mirar alrededor es suficiente. Ver cómo están sus calles, los cauces de los ríos, la acumulación de basura, el estado de la vegetación, la erosión, la estabilidad de las laderas en los cerros, el nivel de invasión de las áreas restringidas, la transgresión de los límites permisibles de ruido, de contaminación, lo extremo de las temperaturas, la calidad del aire; el comercio informal, la violencia, la sobrepoblación, la pobreza, la marginación, la corrupción.

Todos son factores subyacentes del riesgo de desastre. Sólo basta que un fenómeno perturbador impacte con gran magnitud para que tal descomposición social se transforme en destrucción. Esto es también protección civil ¡Que su semana sea de éxito!

Hugo Antonio Espinosa Ramírez

Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre

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