¡Los caprichos del poder!

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¡Los caprichos del poder!

Miércoles, 26 Junio 2024 01:57 Escrito por 
Ivett Tinoco Ivett Tinoco Matices

Imagina que tienes el poder de cumplir cualquier capricho. ¿Qué elegirías? ¿Viajar en un túnel del tiempo y reescribir la historia? ¿Decretar que la puesta de sol sea cada día a la misma hora, fijando así un orden inmutable en el caos del cosmos? ¿O quizás tener a tu lado a Sherlock Holmes, el detective más astuto de la ficción, para resolver los enigmas de la vida real?

A primera vista, estas opciones pueden parecer fantasías absurdas. Sin embargo, si exploramos la historia de la humanidad, descubrimos que estas aspiraciones no son tan descabelladas como parecen. Los actos de subvertir las limitaciones humanas han sido una constante en la búsqueda de la inmortalidad, la omnipotencia y la creación de un legado eterno. A continuación, presentamos ejemplos históricos que ilustran cómo los poderosos han intentado desafiar los límites de la realidad, el tiempo y la mortalidad.

En su deseo de desafiar la continuidad del tiempo y proyectar una imagen de omnipotencia, el Sultán Abdul Hamid II ordenaba cada día detener el reloj del Palacio de Dolmabahçe cuando salía a caminar. El reloj permanecía detenido hasta su regreso, momento en el cual se reactivaba. Este acto simbólico no sólo mostraba su dominio sobre el tiempo, sino también su capacidad para manipular la realidad a su antojo, creando una pausa en el flujo natural del día para destacar su presencia sobre la continuidad temporal.

Iván el Terrible, tenía una obsesión por controlar no sólo el presente, sino también el futuro. Maravillado por la belleza de la Plaza Roja de Moscú, preguntó al arquitecto si podría crear algo más impresionante que esta obra maestra. Al recibir una respuesta afirmativa, el zar ordenó cegar al arquitecto para asegurarse de que nunca creara algo igual de hermoso para otro gobernante.

Napoleón Bonaparte admiraba profundamente a Aquiles y buscaba replicar la grandeza de las batallas épicas descritas en la "Ilíada". En su intento de crear su propia epopeya, Napoleón organizaba recreaciones de batallas heroicas, buscando emular los actos de los grandes héroes de la antigüedad y consolidar su imagen como un líder legendario y casi mitológico. Al hacer esto, Napoleón aspiraba a la inmortalidad a través de sus hazañas.

Se cuenta que el emperador Nerón, en su deseo de reconstruir Roma según su visión personal, provocó un incendio que destruyó gran parte de la ciudad. Este acto de destrucción masiva fue un capricho extremo del poder, destinado a borrar el pasado para imponer una nueva realidad creada a su antojo. Nerón veía en la devastación una oportunidad para renacer la ciudad a su imagen y semejanza, eliminando las huellas del pasado para construir un legado que reflejara exclusivamente su grandeza.

Luis XIV, conocido como el Rey Sol, no sólo construyó el majestuoso Palacio de Versalles, sino que lo diseñó para reflejar y amplificar su poder absoluto y su centralidad en la vida de Francia. El Palacio, con su arquitectura y jardines meticulosamente planificados, simbolizaba el orden y la armonía bajo el dominio del monarca. Luis XIV, al situarse como el centro alrededor del cual giraba todo el reino, controlaba el tiempo mediante relojes y eventos cuidadosamente programados e integraba su identidad personal con la del Estado. Este acto no era simplemente un capricho de grandeza, sino una manifestación de su deseo de ser visto como la encarnación misma de la nación, donde su voluntad se confundía con la ley natural y divina, creando una fusión indisoluble entre su persona y el destino de Francia.

Alejandro Magno, en su intento de trascender el tiempo mortal y alinearse con los dioses, viajó al oráculo de Siwa en Egipto. Este viaje era una búsqueda de confirmación de su divinidad. Su ambición de ser recordado como un semidiós que unió el mundo conocido bajo su mando refleja un deseo profundo de superar las limitaciones humanas y ser recordado por la posteridad como un líder más allá de lo mortal. Alejandro no sólo buscaba reconocimiento en vida, sino que también intentaba inscribir su nombre en la eternidad.

La historia está repleta de ejemplos de hombres que, con poder o ingenio, intentaron desafiar los límites de la condición humana. La fascinación por dominar el tiempo, reescribir la realidad y dejar una huella indeleble en la historia es una constante que revela la naturaleza insaciable del poder y el deseo humano de inmortalidad y control absoluto. Desde emperadores que buscaban la inmortalidad hasta líderes que aspiraban a moldear la realidad a su voluntad.

Y tú, ¿qué harías si tuvieras el poder de cumplir cualquier capricho?

¿Qué deseos ocultos te llevarían a desafiar las leyes de la naturaleza y la realidad?

¿Conoces algún personaje de la vida real que intente controlar el tiempo o reescribir la historia?

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Ivett Tinoco García

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