La salud en el Estado de México vive tiempos de transformación. En un contexto nacional debemos comprender lo que sucede en la entidad mexiquense. No perdamos de vista que los retos y los avances en salud por los que transita, mucho tiene que leerse como parte de la incorporación al modelo de atención a la salud IMSS-Bienestar, que promovió el presidente Andrés Manuel López Obrador desde sus tiempos de campaña y que durante los seis años de su gobierno ha sido el sector más cuestionado por las formas y el fondo en que empujaron la centralización de la salud.
El objetivo que se trazaron implica un esfuerzo mayúsculo para los sistemas sanitarios, particularmente para los 23 estados que firmaron el Acuerdo Nacional para la Federalización de los Servicios de Salud. En el caso de nuestro estado se consolidó apenas el 10 de octubre y fue de los últimos en subirse al tren de la tan anhelada transformación en el sector.
Consolidar la operación de un sistema público de atención médica único, universal, gratuito y preventivo, ha sido la primera tarea de la hoy secretaria de Salud, Macarena Montoya Olvera. Hacerlo en paz y con los riesgos que conlleva un cambio administrativo y de operatividad para la entidad, que tiene la infraestructura en salud más grande del país, no es nada sencillo, como muchos creen.
El gobierno de Delfina Gómez Álvarez se sumó a la firma del convenio para la federalización de los servicios estatales de salud, para atender las demandas más sentidas de los mexiquenses: la atención médica digna, humanizada y de calidad, que es un derecho y no un privilegio.
Conocedora de la situación crítica de la salud en la entidad, desde su llegada, la doctora Macarena Montoya asumió el reto de enderezar el barco y transitarlo a IMSS-Bienestar, aunque es bien sabido que lo recibió en pedazos, en abandono y en terapia intensiva con históricos regazos, herencia de administraciones pasadas.
No es nuevo para nadie que la atención en salud que se brinda en los hospitales públicos tiene deficiencias por mejorar, empezando por recuperar los hospitales abandonados que quedaron en obra negra por más de 10 años y que la administración pasada poco pudo hacer para consolidarlos.
El reto no es menor, no sólo implica levantar muros, sino asegurar los recursos federales y estatales para echarlos a andar; asegurar médicos y enfermeras y que cuenten con el equipamiento más moderno.
Que la atención sea pronta y efectiva. Que se tengan medicamentos en las unidades básicas empezando por los centros de salud y los hospitales de alta especialidad. Que haya insumos de acuerdo al nivel de atención, ya que a su llegada se encontró con una planeación obsoleta de los recursos, donde no se tomaban en cuenta las necesidades reales de las unidades médicas.
¿Pero qué pasa en tierras mexiquenses?, ¿desde que llegó a la Secretaría de Salud han intentado opacar los resultados de Macarena Montoya OIvera? Ha tenido que sortear el golpeteo de intereses que se vieron afectados con la llegada de la cuarta transformación al Estado de México, golpeteo mediático y noticias falsas, pero además críticas personales.
Hay quienes tratan de dañar su imagen. La gran mayoría de comentarios acompañados de sesgos machistas. Por ejemplo, que es una “mujer” que le quedó grande el cargo, que es un florero bonito, que se ocupa más para modelo de Vanity, cuando hay hombres con más experiencia. Eso, querido lector, es machismo sistematizado en pleno siglo XXI.
Y aquí nos preguntamos, ¿Acaso es un tema de violencia de género?, ¿será que la guerra sucia contra su persona es por el hecho de ser mujer?
En la Secretaría de Salud por lo menos han pasado más de 14 años para ser encabezada nuevamente por una mujer, con lo que puede juzgar usted mismo. Todo indica que el ataque hacia su desempeño pasa más por el machismo institucionalizado que por su capacidad y los resultados.
¿Por qué tanta saña contra la secretaria de Salud del gobierno estatal, que por cierto, también dirige una mujer?
No se ha dedicado a la política, sus antecedentes hablan de mujer médica con especialidad en Medicina de Rehabilitación, maestría, doctorado y estudios en otros países en administración de la salud, dedicada a ejercer y con probada experiencia en temas de calidad en salud, es lo que urge mejorar en hospitales mexiquenses.
Las deficiencias en salud vienen desde años atrás. Parece que se ha olvidado que al menos por dos sexenios la Secretaría de Salud arrastra deudas de administraciones pasadas, la falta de insumos y de personal médico.
No ha sido la falta de voluntad de Macarena Montoya, ni mucho menos de la maestra Delfina Gómez, que ha demostrado ser una feminista inclusiva, si la designó en septiembre pasado, debe ser que la confianza está probada y le ha dado resultados.
Platiqué con ella, pero será motivo de otra entrega
