Un 6 y 9 de agosto de 1945 fueron lanzadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki respectivamente, dos bombas atómicas que no sólo dieron fin a la Segunda Guerra Mundial, sino que cambiaron el curso de la geopolítica internacional e inauguraron una nueva época de tensiones mundiales y nuevos temores en materia bélica. Y no era para menos, la humanidad acababa de descubrir las armas más mortíferas de la historia capaces de una destrucción global. No obstante, queda preguntarnos como estudiosos y espectadores de la historia ¿qué papel juegan las armas nucleares actualmente?
Cabe señalar que la decisión de lanzar, por vez primera y última sobre un objetivo bélico, las armas sobre las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki, obedeció a una cuestión estratégica, militar y eminentemente política. Para agosto de 1945 Italia y Alemania se habían rendido, y Japón era el único país del bando del eje que quedaba en pie de guerra, pese a la destrucción y bombardeo de Tokio con bombas de napalm en marzo de 1945, los japoneses demostraban una tenacidad nunca antes vista.
Debido a lo anterior, se tomó la decisión de lanzar la mortífera arma. El 6 de agosto de 1945 a las 8:15 de la mañana se arrojó la primera bomba atómica de 4.4 toneladas y 64 kilos de uranio y con una potencia aproximada de 16 kilotones de TNT, el impacto causó al instante la muerte de 70 mil seres humanos, además los efectos secundarios permanecieron por décadas y aún se encuentran presentes en las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki; no obstante, Estados Unidos y los aliados lograron su cometido: el emperador Hirohito proclamó la rendición de Japón un 15 de agosto de 1945 y ésta fue ratificada un 2 de septiembre del mismo año.
El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo un nuevo conflicto que perduraría hasta finales de siglo, la Guerra Fría. En dicho conflicto, las potencias rivales, Estados Unidos y la Unión Soviética, iniciarían una carrera armamentista en la cual las armas nucleares jugaron un papel fundamental en la capacidad de disuadir al adversario y llegar a un cierto equilibrio de poder. Sin embargo, a raíz de la crisis de los misiles en Cuba, ocurrida en 1962, el mundo se planteó seriamente los peligros del armamento nuclear para la estabilidad política y la vida misma.
Estos esfuerzos se vieron materializados en diversos tratados como el Tratado de no Proliferación Nuclear en 1968, que estableció un régimen de control; el Tratado de Limitación de Armas Estratégicas en 1991, el cual redujo considerablemente el número de estos misiles; la Iniciativa de Cooperación en Reducción de la Amenaza (Nunn-Lugar) de 1991, que ayudó a desmantelar las armas de la Unión Soviética, entre otros. Con el fin de la Guerra Fría y la desintegración de la Unión Soviética, el miedo a una catástrofe nuclear se redujo considerablemente. Por otra parte, para los Estados Unidos la producción y proliferación de armamento nuclear siguió jugando un papel muy importante después de la derrota de la URSS.
Asimismo, cabe mencionar que en décadas recientes ha habido muchos intentos por reducir y terminar con los armamentos nucleares, sobre todo por las grandes potencias militares como son los Estados Unidos y Rusia. Otras naciones que poseen armamento nuclear han reducido su arsenal considerablemente, pero esto no quiere decir que la amenaza se haya disipado por completo, por el contrario, posterior a la Guerra Fría, el tema de la seguridad nacional, la producción y multiplicación de armas nucleares sigue generando controversia y cierto temor entre la sociedad.
Actualmente son nueve naciones las que resguardan entre su arsenal militar ojivas nucleares, siendo Rusia y Estados Unidos los países que más unidades poseen. En algunas regiones, las armas nucleares son objeto de debate y siguen generando muchas tensiones a escala internacional, sobre todo en las naciones de Israel, Pakistán y Corea del Norte. Pese a que el miedo ha disminuido, es innegable reconocer que la capacidad destructiva del armamento nuclear mundial puede generar una destrucción catastrófica; no obstante la diplomacia internacional, la inteligencia militar y el peligro de un colapso económico global, han evitado que esa posibilidad sea asequible a corto mediano y largo plazo.
Aunque posterior a la Guerra Fría ha habido muchos esfuerzos por reducir el armamento nuclear y cada día la posibilidad de una guerra a escala global se ve muy lejana, es innegable que las armas nucleares siguen jugando un papel importante en los aspectos político, estratégico y militar, y hoy en día siguen creando preocupaciones internacionales debido a su producción o pruebas de detonación. No cabe duda que la Segunda Guerra Mundial nos ha heredado una problemática que permea hasta nuestros días, la cual se ve muy lejana su completa erradicación.
