Participar en una gesta deportiva siempre ha sido un reto, primero por ser mujer y segundo porque las oportunidades para ir a unos Juegos Olímpicos solo las tienen unos cuantos.
Si queremos percibir la desigualdad basta solo una cosa, saber que no se cuentan con los recursos para competir por el país donde vives. Somos demasiados. Pensemos simplemente en la cantidad de talento mexicano que hay. Lo vemos en los deportivos, en las canchas, solo falta apoyo. Nuestro deporte mexicano, como siempre, carece de muchos insumos, pero en la era de Ana Gabriela Guevara no solo no se tienen lugares, tampoco dinero y al parecer nada de empatía.
Es irónico. Ana Gabriela Guevara en 2004, hace veinte años, fue la primera mujer mexicana en ganar una medalla en los 400 m. Hoy, a partir de su paso por varios puestos en la administración política, se ha dedicado a obstaculizar el camino de los deportistas quitándole el apoyo que necesitan para desarrollarse en sus disciplinas.
Veamos a las mexicanas de nado sincronizado, sin becas, sin apoyos, vendiendo toallas personalizadas y obteniendo recursos de sus familias, amigos y sociedad.
¿Cómo le hace una atleta no solo para librar la batalla económica, también la de género?
Aparte de la falta de apoyos económicos, están las cuestiones de género. Bastó una pelea de box, para que se dudara del género de la argelina Imane Khelif, quien, tras una pelea con la boxeadora italiana, Angela Carini, fuera cuestionada sobre su género y vapuleada en las redes por mostrar signos masculinos. Los memes sobre cómo se sentaba, cómo reaccionaba nos mostraron lo poco que hemos avanzado en no opinar de los cuerpos ajenos, sobre todo cuando están expuestos bajo las miradas de todo el mundo.
Cuando la gimnasta mexicana Alexa Moreno se cayó de la barra, las críticas a su peso fueron brutales, todos dudaron de su capacidad y entrenamiento.
Aranza Vázquez se distrajo por el ruido de los espectadores y perdió la oportunidad de hacer un buen salto, lo que la gente no perdonó.
Y es que en este momento todos son críticos, todos pueden señalar y ser mordaces. Sabemos que los memes son la respuesta inmediata de la sociedad ante un hecho que lo mueve. Nunca se revisa si esto afectará a la persona que lo sufre, simplemente sucede.
Esos memes siguen fijando los estereotipos de belleza, de estatus y de burla, aunque no queramos.
También se criticó la salud mental de Simone Biles, en los anuncios de los torneos que perdió se hacía énfasis en ella y su fracaso, y no en la ganadora. La estadounidense ganó tres oros y una medalla de plata, ¿por qué enfocarse en lo que no logró?
Sin embargo, cuando la nueva gimnasta estrella Rebeca Andrade ganó el oro, Simone Biles y su compañera Jordan Chiles, hicieron una reverencia que dejó a todos callados, porque ese es el verdadero empoderamiento femenino, ayudar a crecer a la que está al lado y no tumbarla para que no logre sus objetivos.
Lo importante es que pese a las barreras, las mujeres han logrado llegar a los Juegos Olímpicos y ser el estandarte para las que vienen detrás.
¿Será que algún día las mexicanas podremos cosechar más medallas y contar con el apoyo necesario?