El grave problema de seguridad que heredará el nuevo gobierno
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El grave problema de seguridad que heredará el nuevo gobierno

Miércoles, 21 Agosto 2024 00:05 Escrito por 
Alfredo Albíter González Alfredo Albíter González Lo bueno, lo malo y lo serio

Respecto del grave, gravísimo problema que representa la inseguridad en el país, que ha ocasionado una deplorable situación en gran parte del territorio nacional, y que prevalece como consecuencia de una inexistente política en el combate al crimen, identificada como: “abrazos, no balazos”, la cual tiene a la sociedad mexicana en vilo, y en un constante asedio por parte del vecino país del norte, cuya paciencia está llegando al límite, debido al abandono de la responsabilidad gubernamental; la buena noticia, tal vez, es que será Omar García Harfuch el próximo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana en la administración de Claudia Sheinbaum Pardo, que se encargue de armar la nueva estrategia.

Y es que, Omar García Harfuch, no es hechura de la 4t, tampoco cabe, al parecer, en la descripción y formas del gobierno que termina, y que presumió tantas veces; contar con un noventa por ciento de lealtad y diez de capacidad. Para esperanza de los mexicanos, parece que eso no aplica con el que será el nuevo funcionario federal, pues marca una gran diferencia con la aún secretaria del gobierno obradorista.

Una de las razones por las que se puede guardar la esperanza de contar con diversa expectativa en este tema, es que García Harfuch, como secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, demostró que siguiendo una ruta distinta a la del gobierno federal, obtuvo mejores resultados, con ello, pudo evidenciar el fracaso, para fines prácticos, de esa política, al implementar otra forma de combatir a la delincuencia. Más tradicional.

Y esto es así, porque, aunque no se quiera aceptar, García Harfuch tiene otra manera de hacer frente a la delincuencia; sus antecedentes, su aprendizaje, su formación, todo, apunta en el sentido contrario al empecinamiento del gobierno federal que se ha mantenido repartiendo abrazos a los delincuentes y arropándolos porque también merecen buen trato, aunque éstos mantengan aterrados a los ciudadanos.

No obstante, para que se vean resultados, y si se le permite aplicar la política correcta, se tendrá que imponer un tiempo considerable para que se empiecen a ver avances. El fracaso de la administración que termina es monumental, y el hecho de ya no poder echar culpas al gobierno que se va, los obliga sí o sí ponerse a trabajar, aún sobre las rodillas.

A menos claro, que Sheinbaum siga acusando al gobierno de Felipe Calderón por este problema, que, a decir verdad, es muy probable, dada la falta de criterio personal y dependencia que ha demostrado hasta el momento, del presidente que termina. No se sabe dónde termina éste y donde empieza ella.

Y no es necesario esperar para adivinarlo, las propias declaraciones vertidas por la presidenta electa dejan claro que no será distinto su gobierno al de López Obrador, menos aún, cuando sigue anunciando la construcción del segundo piso de la 4t, al menos, en el inicio. No se puede esconder el pésimo trabajo del gobierno de López Obrador, a pesar de que él crea que hizo una gran labor, la historia ya empieza a juzgarlo, y, no le gustará lo que se escriba de su paso por el ejecutivo federal en el futuro.

Ahora bien, la verdad es que el trabajo realizado por la secretaria del obradorato, Rosa Icela Rodríguez, no deja para nada la vara alta, o que se identifique como un reto que parezca difícil de alcanzar; tal vez, si éste fuera para superar lo mal que se manejó en este sentido el gobierno federal, cuyo apoyo, por cierto, fue muy selectivo, no tendría problemas. 

Y, es que, si el propósito es mejorar las condiciones actuales, García Harfuch no la tiene tan complicada, cualquier avance o acierto marcará una tendencia positiva en adelante, porque frente al inoperante gobierno del obradorato, la única condición es que lo dejen hacer lo que sabe.

De esta forma, que no haya sido candidato para Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, habrá beneficiado al país; independientemente de que se vio doblegado por las trampas y simulaciones de las que son la marca de su partido, Morena, cuyo desaseo fue más que evidente.

Al respecto, surgen de bote pronto preguntas naturales: ¿se ordenará la persecución y aseguramiento de los líderes del crimen organizado? ¿Cuál será la relación con el ejército y la marina? ¿Cómo se llevará a cabo la coordinación con la secretaria de Gobernación, quien, casualmente, es la que deja el cargo que ocupará García Harfuch? ¿Cómo será la relación con los gobiernos estatales? ¿Cuál será la verdadera fuerza con la que cuente el nuevo secretario? Entre muchas otras.

Por otro lado, el gobierno federal ha tenido serias diferencias con el gobierno de los Estados Unidos, lo que ha arrojado hasta el momento, la evidente falta de confianza que se ve reflejada en los recientes hechos que derivaron en el aseguramiento de los líderes del cártel de Sinaloa, el “Mayo Zambada” y Joaquín Guzmán López.

Por lo tanto, que sea García Harfuch el nuevo secretario de Seguridad del gobierno que iniciará en octubre próximo, no es en sí mismo, una garantía que las cosas mejorarán, habría que conocer cuál es la política que implementará Claudia Sheinbaum, y si se continuará con las reuniones de seguridad matutinas que no llevan a nada, o, se privilegiará la acción por sobre la palabrería.

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Alfredo Albíter González

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