No veo la Casa de los famosos, de verdad, es un reality que no me interesa en lo más mínimo. Sin embargo, estos días he visto cómo destrozan a una mujer. Tal como si fuera María Magdalena. En cada lugar, ya sea red social o simplemente un programa de televisión se han dedicado a perseguirla por lo que hizo en un ambiente diferente al normal.
La gente pierde de vista que algunos nos podríamos convertir en monstruos en una situación en la que estamos peleando por poder. Pensemos simplemente en la política, cuánta gente no ha conocido que teniendo una profesión normal, médico, arquitecto, maestro, eran un dichado de virtudes, pero en el momento que se enfrentan a una curul, un puesto con más responsabilidades o incluso el liderazgo de una organización, algo cambia. Se dice que el poder corrompe, pero como dice Luis Barreda, investigador de la UNAM. El poder no transforma a alguien, solo muestra su verdadero yo.
Sin embargo, el público necesita sangre para vivir. Necesitan un nazareno para hacer catarsis, para sentir que pueden juzgar a quien sea sin ningún tipo de culpa. Antes se escudaban en un perfil anónimo, pero ahora no importa, hay grupos de “haters” que se dedican específicamente a criticar a influencers, a cancelarlos o incluso a manifestarse en las redes contra esa persona.
Y debo decir que algunas veces quisiera unirme a esa jauría de odiadores, porque hay muchas cosas que me molestan, como que haya baches por todos lados y que los socavones estén terminando con nuestro patrimonio automovilístico.
También cuando le quitan la beca a las deportistas que nos llenan de orgullo nacional, pero todo se convierte en una persecución sin sentido que al parecer solo tiene el objetivo de volver locos a todos aquellos que se atrevan a ser ellos, en medio de este mundo cínico.
Lo peor es que el problema no es ser malvado, la situación es que te graben, vean o quede a ojos vistos tu verdadera personalidad, entonces toda esa empatía, tolerancia y aceptación social, quedan atrás.
Por ello, me llamó la atención que los diputados mexiquenses del PRI, en específico Karla Aguilar Talavera, presentaran una iniciativa que quiere regular la violencia digital y el sicariato digital. En específico ella se refiere a las mujeres que están involucradas en la vida política y han sufrido de calumnias o difamación. Además hace hincapié que se tienen que tomar como signos de violencia la creación de perfiles falsos, la manipulación de la información o las palabras sacadas de contexto.
Esta medida ya había sido presentada por otra diputada, Julieta Vences, de Morena quien, en marzo de este año, presentó la iniciativa para reconocer el sicariato digital en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Pero ¿qué es el sicariato digital? Consiste en la coordinación de ataques virtuales con los que se busca dañar la reputación, privacidad y seguridad de una víctima en particular, por lo general a cambio de una paga.
Y pareciera que Mariana Echeverría y una política no tienen mucho que ver ¿no? Sin embargo, es parte del “show”. En el caso de un reality, el rating sube, porque a la gente siempre le ha gustado sacrificar posibles culpables en un circo romano.
En la política nada es mejor que quitar a alguien del camino, pero a la nueva usanza, sin pistola, solo con rumores y difamaciones.
Todos ganan.
Esta ley debe progresar, porque el hambre de más rumores, de cosas más sorprendentes pueden sacar nuestro verdadero yo y convertirnos en verdugos de cualquiera que se equivoque, quiera llegar al poder, o se atreva a ir en contra de la muchedumbre.