La clave está en el Senado, la sobrerrepresentación en el Poder Legislativo

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La clave está en el Senado, la sobrerrepresentación en el Poder Legislativo

Viernes, 23 Agosto 2024 00:55 Escrito por 
Raymundo Guzmán Corroviñas Raymundo Guzmán Corroviñas Asuntos Públicos

El sistema político mexicano ha sido objeto de intensos debates y análisis, especialmente en lo que respecta a su estructura legislativa. Uno de los problemas más destacados es el fenómeno de la sobrerrepresentación, que se manifiesta cuando ciertos partidos políticos obtienen una cantidad de escaños en el Congreso que excede su proporción de votos a nivel nacional, en contraposición, existe la subrepresentación, que se da cuando un partido político obtiene un porcentaje de escaños menores a la votación obtenida.

En México la sobrerrepresentación y la subrepresentación están permitidas hasta en un 8% arriba o debajo del porcentaje de votación que recibió algún partido político, de forma tal que si un partido obtiene el 45 % de los votos válidos, tendría las curules ganadas por mayoría relativa en los distritos electorales, más las curules de representación que le correspondan que podrían ser hasta un 53% como máximo (+8%) o un 37% como mínimo (-8% de la votacción), con respecto a la integración de la Cámara de Diputados.

Es importante precisar que la Constitución Federal y la legislación, únicamente establecen la sobrerepresentación y la subrepresentación para la Camára de Diputados, no así para la Cámara de Senadores.

México utiliza un sistema mixto que combina elementos de representación mayoritaria y representación proporcional, lo que se ejemplifica con claridad en la Cámara de Diputados en la que se eligen 300 diputaciones de mayoría relativa -una por cada distrito electoral-  y 200 diputaciones de representación proporcional, también conocidas como plurinominales.

Las doscientas diputaciones de representación proporcional se eligen por 5 listas de cada partido político -una por cada circunscripción electoral-, conformadas de manera mas o menos equitativa en todo el país. En un origen, las diputaciones de representación proporcional se plantearon como el mecanismo idóneo para  que los partidos políticos minoritarios, que no obtenían triunfos en distritos uninominales, tuvieran representación en la Cámara de Diputados y que los partidos políticos competitivos (en aquél entonces el PAN y el PRD) que tenían una amplia base de votos, pero que sus triunfos aún eran menores frente al PRI hegemónico; alcanzaran una representatividad más amplia en el Poder Legislativo.

El modelo de la representación proporcional ha quedado rebasado y debe revisarse a fondo, ya que las circunstancias históricas que definieron las reglas de representación proporcional en 1996 han cambiado diametralmente. En aquél entonces había un partido hegemónico -el PRI- con dos partidos grandes de oposición -PAN y PRD- y un número fluctuante de partidos pequeños.

Hoy en día hay un partido político dominante -Morena-, aliado con dos partidos políticos con menor presencia pero con historia y peso específico -PVEM y PT-, que conformaron una coalición sólida. Tienen enfrente a la triada de otroras partidos dominantes -PRI, PAN y PRD- que también contendieron mediante la figura de la coalición, en este caso muy poco exitosa. Adicionalmente hay una fuerza política que se atrevió a competir sin coaliciones y que obtuvo un importante crecimiento electoral, Movimiento Ciudadano.

Con el sistema actual se premia a los partidos mayoritarios que compitieron por coalición, a quienes la fórmula de representación proporcional los acerca más al 8% de sobrerrepresentación, castigando al partido político que contendió sin coalición, acercándolo al 8% de subrepresentación.

El sistema electoral premia doblemente a los partidos que participaron en coalición, ya sea con los triunfos otorgados por convenio en distritos en los que su partido no hubiera ganado, pero que fueron negociados con una fuerza política que aportó la mayoría de votos. Este diseño, aunque busca equilibrar la representación, ha permitido que los  partidos políticos mayoritarios obtengan una cantidad desproporcionada de escaños, muy superiores al porcentaje de votación obtenida.

Las reglas de asignación de escaños plurinominales también juegan un papel crucial, ya que establecen un umbral de votación del 3% como  mínimo para participar en la asignación de representación proporcional. En esta elección el PRD no tendrá derecho a diputaciones o Senadurías de representación proporcional, por no obtener el 3% de los votos, incluso perderá su registro como partido político nacional, no obstante tendrá legisladores de mayoría en demarcaciones electorales que le fueron otorgadas por el PRI y el PAN mediante convenio de coalición.

Las consecuencias de la sobrerrepresentación son diversas y complejas, en primer lugar, este fenómeno afecta la calidad de la representación política. Cuando un partido obtiene más escaños de los que le corresponderían de acuerdo con su porcentaje de votos, se distorsiona la voluntad del electorado. Esto genera desconfianza en el sistema electoral y en las instituciones democráticas, alimentando la percepción de que el poder no refleja la realidad del peso ciudadano.

Recordemos que la representación proporcional no debería asignarse con una lógica de partidos, sino partiendo de que el ciudadano y su decisión de otorgarle un peso específico a cada fuerza política, debería reflejarse en el porcentaje de escaños en el Congreso.

La clave está en el Senado

Porque la Constitución Federal no regula expresamente la sobrerrepresentación o la subrepresentación en el Senado y su regulación específica está en el artículo 21 de la ley general de instituciones y procedimientos electorales (LEGIPE), definiendo que “para la asignación de senadores por el principio de representación proporcional a que se refiere el segundo párrafo del artículo 56 de la Constitución, se utilizará la fórmula de proporcionalidad pura …”

Es decir, que a diferencia de la Cámara de Diputados, en la Cámara de Senadores deberá coincidir la proporción de votos obtenidos por un partido y la proporción de escaños que se les asignan o al menos acercarse. De esta manera se lograría materializar la voluntad ciudadana en la cámara alta del país.

La clave está en el Senado, pero solo un partido político lo ha hecho valer de manera clara en prensa escrita, electrónica y posicionamientos, los demás están distraídos en la renovación de sus dirigencias partidistas.

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Raymundo Guzmán Corroviñas

Asuntos públicos