En nuestro país, cada 1 de septiembre el presidente de la república le rinde cuenta a los mexicanos, presentando ante el Congreso de la Unión su informe de gobierno presidencial, es decir, un documento oficial donde se muestran las acciones, logros resultados y un balance general de la administración pública federal durante el lapso de un año. El próximo 1 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentará su sexto y último informe de gobierno presidencial, sin embargo es necesario preguntarnos ¿de dónde viene esta tradición y cuál ha sido su verdadero alcance?
La práctica de rendir cuentas ante los mexicanos es tan antigua como la república misma. La constitución de 1824, estableció que el presidente de la república rendiría cuentas al Congreso de la Unión, a partir de ahí todos los mandatarios mexicanos presentaron sus balances y confrontaron a la oposición, aunque en distintos lapsos de tiempo. Hubo presidentes como Porfirio Díaz que rendían su informe dos veces en un año, y otros como Antonio López de Santa Anna que apenas rindieron cuentas, sin embargo a partir de la Revolución Mexicana todo cambió.
La Constitución de 1917 en su artículo 65 dispuso que “el Congreso se reunirá el día 1º de septiembre de cada año para celebrar sesiones ordinarias”, asimismo, en su artículo 69 se especificó que “asistirá el presidente de la República y presentará un informe por escrito; en el primer caso, sobre el estado general que guarde la administración pública del país, y en el segundo, para exponer al Congreso o a la cámara de que se trate, las razones o causas que hicieren necesaria su convocación y el asunto o asuntos que ameriten una resolución perentoria”. De esta forma fue el presidente Venustiano Carranza quien el 1 de septiembre de 1917 dio su informe presidencial en esta fecha tan emblemática.
Desde ese momento, cada mandatario que ha tenido este país presentó su informe de labores el 1 de septiembre, han sido excepción a esta tradición Álvaro Obregón en 1921, Emilio Portes Gil en 1930 y Carlos Salinas en 1994. El informe puntualmente se entregaba al Congreso del Unión, y el presidente leía parte de sus logros al término de un año ante una congreso lleno. Sin embargo, en 2006, a raíz de las protestas por un posible fraude electoral ante el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, Vicente Fox no pudo presentar su informe y se limitó a entregarlo por escrito. Felipe Calderón propuso una reforma, la cual fue aprobada por el Congreso, que suprimió la obligación del presidente de asistir a presentar su informe en la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso de la Unión.
A lo largo de la Historia los informes presidenciales han sido testigos de innumerables hechos históricos y del paso del tiempo de nuestro país a través de la Historia. En ocasiones, su objetivo de rendir cuentas se ve opacado por diversas situaciones políticas, culturales y económicas. Esta ceremonia ha sido ensombrecida por múltiples hechos en los que el presidente y el gobierno en turno, amoldaron una versión oficial y se ocultó parte o la totalidad de la verdad para no desprestigiar la imagen gobierno en turno.
Algunos informes presidenciales emblemáticos fueron el de Lázaro Cárdenas en 1936, que se transmitió por la radio en su totalidad; El de Miguel Alemán Valdez, el cual fue el primer evento trasmitido en una señal abierta de televisión mexicana o el de Carlos Salinas en 1994, que permitió a cada partido político de oposición presentar su punto de vista. No obstante, otros informes son tristemente recodados por los hechos funestos y aciagos que los rodearon. Como el de 1968 del presidente Díaz Ordaz, donde prácticamente dictó la sentencia de muerte al movimiento estudiantil o el de José López Portillo en 1982 que se dio en medio de una terrible crisis económica.
Aunque no exento de polémicas por parte de la oposición, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha preferido presentar su informe de manera oral y ante una concurrencia. A lo largo de sus seis años de gobierno, ha presentado los altibajos de su gestión como primer presidente de una izquierda política en pleno ascenso. El próximo 1 de septiembre de 2024, en el Zócalo de la ciudad de México, lugar emblemático para López Obrador y sus seguidores, AMLO rendirá cuentas de una administración que ya ha pasado a la historia por ser el primer gobierno de izquierda de la era moderna.
A lo largo de la Historia, aunque han rendido cuentas y han sido presentados puntualmente por cada presidente que ha tenido nuestro país, los informes de gobierno en México no han estado exentos de críticas, polémica, altercados y hasta sátira. Planeados como un ejercicio de transparencia, los informes presidenciales del 1 de septiembre no siempre han cumplido cabalmente ese objetivo, convirtiéndose en un mero ejercicio de publicidad. La falta de información oportuna, los sesgos en las estadísticas, así como la limitada participación ciudadana han restringido sustancialmente el propósito de este ejercicio democrático. ¿Alguna vez un informe de gobierno cumplirá cabalmente su objetivo? Sólo la
Historia nos puede dar respuesta en un futuro.
Por Juan Manuel Pedraza, historiador por la UNAM.