En el formato del primer informe de Delfina Gómez, primera gobernadora del EDOMÉX emanada de Morena, nada cambió con respecto a las pasadas administraciones priistas.
El mismo ritual, que en sí no está mal, pero que pudo haber otorgado novedades. Lo inaceptable: persiste el mal trato a la prensa.
Si bien los pasados gobiernos no siempre fueron acertados en la atención a los medios de comunicación, dados los naturales estira y aflojes de ambas trincheras, no se había percibido tanta molestia en la comunidad reporteril como en el reciente ejercicio de rendición de cuentas de la titular del Ejecutivo estatal.
Distintos compañeros, visiblemente molestos, señalaron que las áreas de comunicación social tanto de la Legislatura local como del Gobierno del Estado de México, se escudaron en razones de seguridad para obstaculizar su labor, cuando muchos son los años y el prestigio que acredita a los informadores, para tratarlos como desconocidos o irrelevantes en la logística.
Incluso, hubo simulación en los procesos de acreditación, mismos que al final ignoraron para darle preferencia a sus medios “consentidos”.
¿Hasta cuándo se darán cuenta los gobiernos y sus respectivas áreas de comunicación social que gracias a los medios es que las instituciones están presentes en el debate colectivo?
Que gracias a las y los reporteros, fotógrafos, camarógrafos y editores, la agenda política incursiona en la opinión pública.
Una desgracia que el desprecio a los medios permanezca.