En la más reciente reunión de la APEC, el rostro del futuro, que está configurando el planeta ha tenido encuentros con el rezago, con los resabios y los desencuentros entre países. Xi Jinping viendo hacia el futuro, Justin Trudeau también pensando en un tratado bilateral entre Canadá y los Estados Unidos.
Joe Biden estuvo presente. Él ya se va pero su partido queda vencido totalmente, necesita de su apoyo y de todos los demócratas que quedan. El rostro de un acuerdo bilateral también se ve, el de Justin Trudeau de Canadá en búsqueda de un futuro próspero para él y su país. El que se dice siempre ha buscado un acuerdo bilateral con los Estados Unidos en materia comercial y sacar de la ecuación a México del crimen organizado, habida cuenta de los muchos problemas que representa México y el rostro de la ausencia y la revancha como las de Andrés Manuel López Obrador y Dina Boluarte del Perú. La política está definiendo la nueva geografía comercial y económica del continente, y en buena medida de los intereses mundiales.
Ahí estuvo Xi Jinping, por ejemplo, se dejó ver con todas y todos los que significan futuro. México no estuvo. Su ausencia favoreció lo que queremos evitar en un momento en que las condiciones a pesar de las dificultades pudieran presentarse como oportunidades para nuestro país, estamos caminando para atrás como los cangrejos y la población ya lo empieza a sentir y resentir. Vamos los grandes que habían de estar presentes, tratando de imponer su ideología a como diera lugar. Los que se ausentaron, México entre ellos, siguieron la política del expresidente López Obrador. México camina para atrás y nos lleva en riesgo de gran preocupación, sobre todo ahora que sabemos que Trump será el presidente de los Estados Unidos y trae con él una política migratoria deleznable.
Todos esos países que cuentan y saben contar en el orden mundial, estuvieron presentes. Fijaron el rumbo y complicaron o favorecieron otro tipo de planes y acuerdos.
Claudia Sheinbaum se equivoca. La lealtad es primero que nada con su país y de eso se trata ahora. Toda una nueva generación espera por decisiones, por nuevos acuerdos, por desarrollos regionales, por una nueva clase media, por la disminución de la pobreza, por los grandes sueños, por un primer mundo limpio, próspero y sin guerras, que no puede cambiar por los berrinches de quinceañera y dictadorzuelos de poca monta.
