En esta ocasión el relato de viaje es por La Plata, ciudad capital de la provincia de Buenos Aires. Ciudad pequeña, perfectamente planeada y ordenada, reconocida por su trazo: un cuadrado perfecto.
En ella se encuentra la última Catedral neogótica cuya piedra fundacional data de 1884, aunque concluida en 1999; aquí también se encuentra una de las salas líricas más importantes de la nación "El Teatro Argentino", a pesar de ser una construcción moderna, la gente se resiste a olvidar el incendio de 1977 (aparentemente provocado), que ocasionó la demolición de la construcción de estilo renacentista que databa de 1885. Sí, es la añoranza al valor histórico del teatro, pero sobre todo es el dolor que –dicen– les dejó la dictadura.
La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) se ubica en el número 776. Sin embargo, esos dígitos no refieren a la nomenclatura típica de alguna calle; no, 776 es la cantidad de estudiantes y académicos desaparecidos durante el régimen dictatorial. La desaparición de personas fue un programa de acción que, cuando no sedaban a las víctimas antes de arrojarlas al Río de La Plata, los apilaban en fosas comunes, sin ningún tipo de identificación. Afuera de la Rectoría se encuentran grabados cada uno de los 776 nombres de los desaparecidos, como un recordatorio permanente a la memoria; para no olvidar el terror vivido. En esta ciudad también se llevó a cabo –entre agosto y octubre del 1976– una operación conocida como "la noche de los lápices" que implicó el secuestro de estudiantes de secundaria que se manifestaron por una entrada a la universidad.
Uno de los orgullos de la UNLP, y también del país, es el Museo de Ciencias Naturales, conocido como el Museo de La Plata. Lo alberga desde 1888 un edificio muy bello, en la entrada reciben dos esculturas de ocelotes y dentro se pueden observar más de 3 millones de objetos que integran la colección; entre ellos una de mamíferos fósiles de las eras terciaría y cuartanaria. Cristina Mersero, catedrática de la Universidad, precisa que la sala de osteología conserva las mismas características que le identificaron desde principios del siglo XX.
El Estadio Único, tiene una historia muy peculiar, lo construyó el gobierno de la provincia con el fin de brindar un reciento a los dos equipos de la ciudad que se encuentran en primera división: Estudiantes y Gimnasia. Es uno de los más modernos de Latinoamérica, está techado, su estructura requirió 2 mil 700 toneladas de acero, aparentemente sostenidas en el aire. Tiene una cancha móvil, similar a las de Beijing y Barcelona, armadas por 6 mil macetas, integradas por una base de piedra, arena y césped, cada una pesa 300 kilos; la mueven de manera permanente y requieren 50 hombres trabajando de manera ininterrumpida 36 horas.
Hoy ese estadio lo han convertido en un espacio multipropósito: se llevan a cabo recitales, partidos de rugby, carreras de autos, partidos de fútbol internacionales… Todo menos aquellas actividades vinculadas al propósito para el cual fue construido. Ninguno de los dos equipos de la ciudad lo ocupan, ninguno quiere perder su identidad, y tampoco su antagonismo, prefieren seguir jugando en sus respectivas canchas aunque no tienen todas las comodidad que tiene el estadio.
Conversando con buenos amigos de esta ciudad, disipé mis dudas sobre Buenos Aires capital federal y provincia, sobre el mar de la plata y mar del plata. Argentina tiene 14 provincias, cada una con su capital, cuando Buenos Aires se estableció como ciudad capital de la República Argentina, se construyó la ciudad de La Plata como capital de la provincia de Buenos Aires. Más o menos lo que nos ocurre en Estado de México, Distrito Federal y Toluca, confundiendo un poco al mundo.
El Río de la Plata forma parte de la frontera entre Argentina y Uruguay, es considerado uno de los más anchos del mundo; tiene magia, te seduce igual desde Buenos Aires que desde Montevideo, se le camina y se le disfruta tanto de día como de noche, el puente de la mujer siempre luce esplendorosamente. Mar del Plata es una ciudad ubicada en la provincia de Buenos Aires, sobre la costa del Mar Argentino, para nosotros Atlántico, pero ellos sienten que les pertenece, más ahora que están tan cerca de Dios, dicen.