Simplicio: Hola, Diablito, ¿por qué te ves tan triste? ¿No andabas organizando una fiesta de cumpleaños para tu hijito consentido, el Gatopardo?
Diablo: Falsas Noticias, ni siquiera estuve ahí. Sí hubo un fiestón pero él organizó todo y ni siquiera me invitó el malagradecido de mi hijo. En cambio, reunió a todos los millonarios y políticos ricos de este país.
Simplicio: Crea cuervos y te sacarán los ojos...
Diablo: Y tú, Simplicio, ¿cuándo regresaste de los United States?
Simplicio: Hace poco, pero, sabes, Diablo, por tu culpa ya no son tan United States, están muy divididos, como nosotros en los dizque Estados Unidos Mexicanos...
Diablo: Órale, ¿Y Yo Por Qué?
Simplicio: No te hagas güey, maldito demonio, tus intromisiones no conocen fronteras...
Diablo: Bueno, yo soy universal...
Simplicio: Malo, lo único que provocas son divisiones en el mundo, entre países y entre personas, desde Adán y Eva.
Diablo: Pero, mi querido Simplicio, ¿o ya te cambiaste el nombre por el americano Simply?
Simplicio: !No, de ninguna manera! Ni que fuera como ya sabes quién...
Diablo: ¿Te refieres a MALO, mejor conocido como Manuel Andrés López Obrador, que usa primero el Andrés para que sus siglas no traicionen nuestra malvada ideología? Jajaja.
Simplicio: No, mal pensado MALO , me refiero a la ¨polaca¨dirigente nacional de su partido...
Diablo: Vaya, Simplicio, tienes una excelente memoria diabólica de los pecados ajenos...si sigues así pronto te haré los infernales honores rojos de considerarte para una candidatura externa. Porque te van a mandar al diablo de tu partido...
Simplicio: !Jamás! Yo no tengo partido. Nunca me he unido ni me uniré a tus perversos seguidores políticos que acatan cualquier absurdo que postules por más que quieras disfrazarla de teología o ideología, aunque sea pleonasmo.
Diablo: Bueno, no es para tanto, pues bien, como te decía, yo no tengo la culpa de que el mundo ande patas arriba, como denunciaba el rojillo Eduardo Galeano, en su libro de ese nombre.
Simplicio: Tú no conoces más escuela que la de poner el mundo al revés. Aunque Gracias a Dios naciste para el bien, como Lucifer te volviste chueco y así sigues. Yo, en cambio, soy Independiente...
Diablo: O supuesto independiente, como ese broncudo de ya sabes quién...
Simplicio: !Primero muerto!
Diablo: Pues aún así votarás por el bueno, bueno, por el malo, en fin tú ya sabes quién y el que junte más almas muertas ganará.
Simplicio: ¿Almas Muertas?
Diablo: Sí, esto de los trucos de que voten hasta los muertos por el Elegido no lo inventaron en México, sino en Rusia, aunque aquí lo aplican sin discreción. Y no fue Putin, aunque éste lo está aplicando con la tecnología del siglo 21 y no sólo en Rusia sino en todo el mundo, tú sabes, lo de FaceBook y Cambridge Analytica no es sino el modo actual de influir en los ciudadanos-consumidores.
Simplicio: Sigo sin entender...
Diablo: Ay, Simplicio, ese truco electoral lo inventaron los rusos desde el siglo 19 cuando en el Imperio Ruso, antes de la emancipación de los siervos en 1861, los propietarios rurales tenían derecho a poseer siervos para cultivar sus tierras. Los siervos eran considerados propiedad del terrateniente y podrían ser comprados, vendidos o hipotecados, como una mercancía cualquiera. Para contar los siervos (y personas en general), se utilizaba la palabra «alma» y así utilizó el término el escritor ruso Gógol desde 1842 en su novela intitulada Las Almas Muertas. es decir, «siervos muertos» que se inscribían en los registros de la propiedad.
Simplicio: Está muy enredado. ¿Podrías explicarlo más?
Diablo: Mira, Simplicio, si te tomaras la molestia de consultar a Google (no confundir con Gógol) te lo explicaría así: ¨El cobro de impuestos a los terratenientes estaba basado en el número de siervos (o «almas»), que el propietario tenía en sus registros. Estos registros eran realizados mediante un censo, pero los censos realizados en este período eran poco frecuentes y estaban desactualizados. Cuando llegaba la recaudación de impuestos los propietarios de tierras a menudo se encontraban en la obligación de pagar por los siervos que ya no vivían, con lo que estaban pagando por ¨almas muertas¨.
El protagonista de la novela, Chíchikov busca aprovechar esta circunstancia y comprar estas ¨almas muertas¨ en los pueblos que visita; él simplemente dice a los vendedores potenciales que tiene un uso para sus ¨siervos-almas muertas¨y que su venta liberaría a los actuales propietarios de pagar impuestos innecesariamente por culpa de los censos que no han dado de baja a sus siervos muertos.
La misión macabra de Chíchikov de adquirir almas muertas era en realidad una complicada trama para inflar su posición social (hoy se usa para inflar la imagen y ganar elecciones tramposamente). Chíchikov (hoy los candidatos) tiene la esperanza de recoger los derechos de propiedad (votos hoy en día) de los siervos muertos como una forma de inflar su aparente riqueza y poder (hoy imagen falsificada inflada en las campañas electorales). Una vez que adquiera suficiente almas (votos) de los muertos (ciudadanos inventados mediante falsas credenciales de elector), el gobierno central (hoy también los Partidos y sus candidatos sean internos, externos o dizque independientes), según la cantidad de «siervos» que posea, le adjudicará tierras (la victoria electoral y el Presupuesto que viene con el puesto público) con lo que se retirará a una granja (o ranchos como Duarte) y logrará obtener un beneficio enorme por esos votos inventados.
Simplicio: Entonces, eso es más o menos lo que hicieron varios aspirantes dizque independientes que recurrieron a falsificar firmas para obtener su registro como candidatos para las próximas elecciones.
Diablo: Ahora sí vas entendiendo.
Simplicio: Y entonces, ¿qué va a pasar?
Diablo: Lo que sigue es la compra y/o invención de votos por partidos y coaliciones, ¿no quieres entrarle? Hay mucha lana en este negocio de esquilmar borregos.
Simplicio: ¡Claro que no, Maldito Demonio! Yo creo en la Democracia Mundial, sin importar fronteras. No vendo mi voto, que es mi conciencia.
Diablo: Pobre Simplicio, seguirás siempre siendo un simple pobre político...
Simplicio: A mucha honra.
(Abril 2018)