La polarización con los discursos, el hartazgo de tres elecciones consecutivas los últimos años, la desidia, la apatía, la falta de información, la flojera, lo que haya sido, hizo que este domingo las casillas se vieran con poca afluencia ciudadana para votar y elegir a las personas que ocuparán los cargos en el Poder Judicial.
La ciudadanía dejó de ir a votar porque, independientemente de que sea cierto o falso, mucha gente pensó que era una farsa, que ya estaban decididos los puestos por un solo partido: Morena. Incluso hubo una marcha en la Ciudad de México de no votar y sí marchar.
Vimos al expresidente Andrés Manuel López Obrador salir a votar y hablar ante los medios de comunicación sobre lo que representaba este histórico proceso que él impulsó en una lucha férrea y ataques contra la ministra Norma Piña y todo el sistema judicial. Al final lo logró y era casi obligado dejarse ver.
Este proceso, del que se tendrán los primeros resultados —si bien nos va— en una semana, no resultó como hubiera esperado la presidenta Claudia Sheinbaum. Hubo poca asistencia a las casillas. Hasta las tres de la tarde, el propio personal del Instituto Electoral del Estado de México hablaba de la baja participación. No había llegado ni al ocho por ciento. Ahí se veía encima la papelería electoral.
Como se dijo en muchos espacios, la votación fue muy complicada. Desde que no se veían los números porque estaban muy pequeños, hasta que eran muchas las boletas y poco el conocimiento. Quien no llevaba un acordeón, impreso o electrónico, tardaba más de media hora en llenar las boletas. Llenarlas, darle su voto a alguien, no anular.
Las boletas, en la mayoría de las casillas, se depositaron en las mismas urnas; es decir, proceso estatal y federal, que después representaría un gran trabajo para los funcionarios de casilla separarlas. Algo increíble e ilógico que no se organizó adecuadamente.
Desde el inicio, oposición y ciudadanía cuestionaron la forma de nombrar a los candidatos, porque al final, a nivel federal, las propuestas del Poder Judicial las hizo el Senado.
Otra observación: no hubo PREP, lo que de alguna manera genera desconfianza. Las sábanas con los resultados, que se dan en un proceso normal afuera de las casillas, no se vieron de inmediato. Las autoridades electorales deberán buscar la forma de dar certeza a los resultados.
Podemos hablar de un proceso gris por la baja participación ciudadana, pero es muy importante que el INE y el IEEM mantengan la credibilidad ciudadana en los procesos electorales. El último proceso muy cuestionado, antes de la existencia de las instituciones electorales, fue el triunfo de Carlos Salinas de Gortari. Hablamos de hace 37 años. No se puede permitir que haya un retroceso de casi cuatro décadas. Dar confiabilidad es lo más importante.
Este fue un primer ejercicio en el que la ciudadanía no respondió. En 2027 habrá elecciones de ayuntamientos y diputaciones, hablamos de miles de candidatos. Es necesario buscar el mecanismo para que la gente se interese y acuda verdaderamente a elegir a sus representantes populares, ahora también en el Poder Judicial. Fácil no es, pero esto es ya una realidad. Lo que vimos es que a la gente no le interesó, y ese es el gran reto, o llegarán sin legitimidad.