Un llamado radical a la lucidez en medio del humo espiritual y político
2025 no llegó de sorpresa: era un año anunciado, cocinado a fuego lento por los movimientos astrales, los conflictos globales y una humanidad que corre como si supiera a dónde va. Pero lo que viene, amigas y amigos, es aún más intenso.
Se avecinan años con nombre propio:
2026 traerá una conjunción de peso pesado entre Saturno y Neptuno en Aries, el signo de la guerra. Esto no es poesía zodiacal: es una alineación que marca confrontación entre estructura y delirio, entre control y caos, entre realidad y fantasía colectiva. Es la antesala de un reventón.
2027 será un breve suspiro, un paréntesis, como el ojo de un huracán. Pero no te duermas.
Porque en 2028, vuelve la misma configuración planetaria que teníamos en 2020. Sí, esa. Y con ella, la posibilidad de nuevas pandemias, crisis globales y reordenamientos sociales profundos.
2029... seguirá la danza.
Y mientras los cielos nos hablan, en la Tierra crece la confusión. Se multiplican las versiones de la verdad, los influencers espirituales que canalizan cualquier cosa con tono grave y fondo cósmico, y los profetas digitales que saben más que los antiguos.
Vamos por partes.
LAS PROFECÍAS QUE SÍ Y LAS QUE NO
Se ha hablado mucho del "papa negro" como señal del fin de los tiempos. Pero esto no aparece ni en las profecías de Malaquías ni en las de Nostradamus.
La historia del “papa negro” es una distorsión moderna. En realidad, el término hace referencia al Superior General de la Compañía de Jesús (los jesuitas), por su sotana negra. Francisco fue jesuita, sí, pero no “el papa negro profetizado” porque esa profecía nunca existió en las fuentes auténticas.
Las profecías de Malaquías, escritas supuestamente en el siglo XII, aparecieron públicamente recién en el siglo XVII, lo que pone en duda su autoría. Ahí se menciona que el último papa se llamaría “Pedro el Romano”, algo que no ha ocurrido. Y después de ese Pedro, ya no hay más papas según ese documento. ¿Y el papa negro? Invento. Atribuciones libres. Literatura de pánico.
Y sobre Nostradamus, la manipulación de sus cuartetas ha sido histórica. Se interpretan como quien acomoda piezas en un rompecabezas con la forma que uno quiere. ¿Tenía visiones del futuro? Probablemente. ¿Han acertado? Algunas. Pero muchas de las versiones virales ni siquiera son reales.
Otro mito que vuelve cada tanto como un búmeran mal lanzado es la profecía maya, en cualquiera de sus versiones: el fin del mundo en 2012, la apertura de portales cósmicos o incluso una “nueva tierra” para quienes vibran más alto.
Pero esta no es una profecía literal de los pueblos originarios. Es una interpretación new age de una cuenta calendárica. El final del baktún (ciclo de 394 años) no significaba el fin de todo, sino el inicio de un nuevo ciclo. Nada más, nada menos. Pero lo envolvieron con lentejuelas galácticas y lo vendieron como espectáculo.
En fechas recientes, ha resurgido otra versión viral: que entre 2025 y 2032 viviremos un ciclo de destrucción global que dará paso a una “nueva era dorada”, según supuestas canalizaciones de antiguos sabios mayas.
Otra vez: esto no viene de textos mayas originales, ni de códices, ni de tradiciones orales reconocidas. Es una extrapolación moderna con tinte místico y aroma a bestseller.
¿Tienen algo de cierto? Puede ser. Pero no por su origen, sino por cómo resuenan con los signos del presente.
LA MENTIRA DE LA QUINTA DIMENSIÓN Y OTRAS FALACIAS ESPIRITUALES
Circula una idea tóxica y anestesiante:
“Estamos ascendiendo a la quinta dimensión”.
Y yo pregunto:
¿Ascendiendo hacia dónde, si no respetamos ni a la persona que tenemos al lado?
¿De qué quinta dimensión hablan si seguimos insultando por redes, consumiendo basura digital y repitiendo frases vacías como mantras?
No estamos ascendiendo. Estamos fragmentados.
La noción de que toda la humanidad dará un salto cuántico a una tierra luminosa no tiene sustento ni en la ciencia, ni en la espiritualidad profunda. Viene de una corriente new age que, lejos de empoderar, distrae.
Nos vende una espiritualidad fácil, que no exige trabajo interno, ni toma de conciencia, ni responsabilidad con el caos externo.
Sí existen otras dimensiones.
Sí existe una Tierra proyectada en otros planos.
Pero esta en la que vivimos es de tercera, y seguir aquí forma parte del aprendizaje. Quien quiera vivir en la quinta, deberá encarnar allá, no evadir aquí.
¿Y LA ERA DE ACUARIO?
Otra perla del new age.
Se dice que hemos entrado en la Era de Acuario, un tiempo de fraternidad, tecnología, expansión de conciencia. Pero ni siquiera los astrólogos se ponen de acuerdo en si ya comenzó o no.
La mayoría de las estimaciones sitúan su inicio entre 2150 y 2200. Es decir: no estamos ahí todavía. Y aunque lo estuviéramos, no significa que viviremos un mundo pacífico y armónico como por arte de magia. Las eras astrológicas duran más de 2 mil años y tienen luz y sombra. La Era de Piscis, por ejemplo, nos dio a Cristo… pero también a la Inquisición. Así que ojo con romantizar.
La Era de Acuario no es un paraíso automático.
Es una frecuencia que nos exige madurez tecnológica y conciencia colectiva. Y si no llegamos preparados, se vuelve un infierno brillante.
LA TECNOLOGÍA NOS ALCANZÓ, PERO NOS QUEDAMOS ATRÁS
Vivimos en un mundo con inteligencia artificial, pero sin inteligencia emocional.
Más conexión, menos comunidad.
Más datos, menos sabiduría.
Más capacidad de cálculo… pero menos memoria, atención y escucha real.
La evolución tecnológica ha superado por mucho a la evolución humana.
Y esa brecha nos está devorando.
Porque cuando el avance sirve solo al poder, y no al bien común, es involución.
Porque si no estamos listos para usar esa tecnología con conciencia, se vuelve un arma. O un juguete. Pero jamás una medicina.
Nos están entrenando para pensar menos, sentir menos, obedecer más y dudar de nosotros mismos. Y lo logran a través del entretenimiento, del algoritmo, del ruido constante que nos distrae de lo esencial.
GUERRAS, MIEDO Y LA ESPIRITUALIDAD QUE URGE
¿Y mientras tanto?
El mundo arde.
El conflicto en Medio Oriente se intensifica.
China, Rusia, Estados Unidos, Irán… los ejes del poder se reconfiguran mientras se habla de guerra con una ligereza que da miedo.
¿Estamos al borde de una Tercera Guerra Mundial?
No podemos afirmarlo aún. Pero el tablero está puesto, las fichas se mueven y los dados giran.
Y ante eso, la única revolución real es interna y encarnada.
Porque mientras más caos haya afuera, más lucidez, presencia y conciencia necesitamos adentro.
No para evadirnos. Sino para ver claro.
Para no tragarnos cualquier predicción.
Para no anestesiarnos con frases dulces.
Y para sostener la luz desde el cuerpo, no desde la nube.
CIERRA LOS OJOS, ABRE LOS OJOS
Esto no es el fin del mundo.
Pero sí puede ser el fin de muchas mentiras.
De la mentira del despertar sin trabajo.
De la mentira del salto cuántico sin integración.
De la mentira de que todo lo que brilla es luz.
Vivimos una época cruda, sí.
Pero también bendita.
Porque lo que se cae ahora, ya no tenía alma.
Y lo que nazca de este fuego…
…será verdadero.
Marcela
Terapeuta y canal
Creadora de Lux Áurea Signature
Acompañamiento energético · Tarot oracular · Activaciones cuánticas
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