Del excéntrico artista Marcel Duchamp no sé si tuvo nietos, aunque tuvo una hija fuera de matrimonio, pero ciertamente puede considerársele como el abuelo del Pop Art que nació en el Siglo XX cuando tomando objetos comunes fabricados, que denominó ready mades, les daba un toque irónico con alguna ligera transformación y un título, y les añadía su firma o pseudónimo. Famoso hace un siglo por estas provocaciones y otras como pintarle bigotes y barba a una reproducción de la Mona Lisa y otros ¨gestos artísticos¨ iconoclastas, es menos conocido por su gran pintura en vidrio que se halla en el Museo de Filadelfia (La novia...), a pesar de que el laureado poeta Octavio Paz dedicó un libro entero para explicarlo en 1968 y otro en 1973 para actualizarlo (Marcel Duchamp o El Castillo de la Pureza y La Apariencia Desnuda; también hay un magnífico libro de Jorge Juanes: Marcel Duchamp. Itinerario de un desconocido, 2008).
Después de que este artista rebelde cometiera la mayor excentricidad de su vida y contrajera matrimonio por interés (y por el capital que pensó adquiriría su futura esposa Lydie), él, que salvo eso, nunca mostró interés por el dinero, se divorció a los 7 meses. Intentó huir del matrimonio el resto de su vida como si fuera el demonio, y se fue a Estados Unidos.
Después su ex describió más tarde en un libro adecuadamente titulado Un Échec Matrimonial (Un Fracaso Matrimonial, échecs en francés significa también jaque como en el ajedrez, y como Duchamp se la pasaba jugando ajedrez en vez de trabajar o pintar, podría decirse que también hace alusión a un Matrimonio en Jaque, título que le hubiera encantado a Duchamp, aunque ciertamente no su contenido).
Después de ese malogrado matrimonio, Marcel vivió en unión libre por mutuo acuerdo por 20 años con la independiente viuda americana Mary Reynolds. A la muerte de Mary, Marcel, ya de 64 años de edad, vivió unos años con Teeny Matisse, de 42 años. Ésta se había divorciado del famoso pintor y a la muerte de Henri Matisse en 1954, Duchamp le sugirió a Teeny el matrimonio por conveniencia, ¨por el bien de sus hijos¨(de ella y del fallecido Matisse), se naturalizó norteamericano y así terminó su vida felizmente casado el divorciado Marcel.
En palabras del propio Duchamp: ¨Los años te hacen cambiar de actitud y yo ya no podía ser muy iconoclasta¨. Como escribiera de él Octavio Paz, era ¨La libertad en persona: no teme ni siquiera el lugar común¨.
Todavía viviría casado hasta su muerte en 1968. Ironía y contradicción hasta la sepultura.
Andy Warhol es el lugar común hecho dinero
No se sabe que el excéntrico artista Andy Warhol sea padre de algo más que del llamado Pop Art, ya que era homosexual. Aunque hay muchos artistas Pop postduchampianos, ciertamente Warhol pasó a la historia del arte como su máxima estrella, el que supo li-te-ral-men-te explotar económicamente el hecho que el historiador Boorstin fue el primero en reconocer, que los mitos modernos se resumen en el culto a las celebridades (celebridades son aquellas que los medios hacen famosas).
Sin miedo al lugar común, Andy sigue los pasos de Duchamp, también le gusta provocar y desmitifica la imagen de la Mona Lisa y de otras pinturas consagradas. A diferencia de Duchamp, que nunca vendió ninguna de sus pinturas (las regalaba y una vez famoso le ofrecieron un millón de dólares si pintaba una nueva pintura y dijo que no), Warhol sabe explotar mercantilmente el arsenal de imágenes publicitarias, sin ocultar el plagio re-creado. Fue su propio y mejor publicista, con sus fotos de sopas Campbell´s y repeticiones de estrellas de cine o de políticos y personajes famosos en general.
En México se presentaron algunas obras de Warhol el año pasado y en el libro de Jorge Juanes, Pop Art y sociedad del espectáculo, puede profundizarse en la reflexión sobre este testigo ocular del siglo 20. Warhol supo hacer notar lo relevante que es el común denominador en una sociedad como la suya igualada por el consumo de sus más comunes mercancías, sean físicas como la Coca-Cola o mediáticas como las estrellas de cine Elizabeth Taylor o Marilyn Monroe reduplicadas en su Factory, como apropiadamente llamaba Warhol a su taller.
La cámara de Warhol nos ha dejado magníficas entrevistas con Dylan o el propio Duchamp, que hoy podemos ver en Youtube. Si visita Pittsburgh, la ciudad natal de Warhol, puede ver en el museo de su nombre -que le han dedicado- muchísimos testimonios de su peculiar mirada fascinada por los lugares comunes de la sociedad estadounidense y mostrando también el lado siniestro de algunos de ellos, como sus recreaciones sobre la pena de muerte con sus sillas eléctricas, y otras manifestaciones como los muy comunes accidentes automovilísticos, pasando por la violencia de las armas mortales tan comunes en esa sociedad y sus fobias racistas, hoy todavía desgraciadamente presentes.
Andy mismo fue víctima de esa común violencia del mundo moderno en el año de 1968 cuando la fama le cobró la factura y una de sus admiradoras que dejó de serlo trató de asesinarlo y le disparó, aunque no fue de muerte. No fue sino hasta 1987 que Andy dejó de existir y al morir dejó una fortuna de más de 200 millones de dólares, destinada a crear una Fundación para el Fomento del Arte.
Jeff Koons: el plagio cuestionador y cuestionado o el parodiar genera dinero
Jeff Koons es el nieto excéntrico de Duchamp y el estrambótico heredero de Warhol tras su muerte. Nacido en York, Pensilvania, su obra se destaca por el uso de su frecuente monumentalidad, como muñecas inflables gigantes, copias de gran tamaño de estatuas o imágenes utilizadas en publicidad o en otros medios como historietas cómicas, etc. Koons estuvo de visita en México el año pasado promocionando sus obras.
Acostumbrado a hacer negocios desde que empezó como corredor de bolsa en Wall Street, Koons es un empresario especulador que supo publicitar su obra y que le llevó a contratar los servicios de una agencia de publicidad para promover su imagen, algo nunca visto.
Dada la naturaleza de su trabajo, Koons ha sido en repetidas ocasiones objeto de demandas legales por violación a los derechos de autor (plagio).
A diferencia de su ¨abuelo espiritual¨ Duchamp, que nunca reconoció legalmente a su hija, y de Warhol que no tuvo descendencia, Koons se casó en 1991 con la actriz pornográfica italiana Ilona Staller (conocida como Cicciolina) y tuvo un hijo con ella, aunque después de eso la pareja se disolvió.
No conozco mucho de la obra de Koons, así es que terminaré estas notas con lo que considero un plagio re-creado, á lá Warhol, basado en Google:
¨Jeff Koons está entre los artistas vivientes más cotizados de los Estados Unidos. Aparece como artista Neo-Pop en la década de los 80, en plena época consumista, donde la exaltación de lo superfluo es evidente. Hay que recordar que no carece de grandes polémicas a lo largo de su vida. De todo el gran ámbito consumista surge su obra, la cual pretende conmover y criticar esto de forma perturbadora y a la vez con un toque de humor un tanto malévolo. Entra aquí igualmente la influencia de los medios, que se aprovechan totalmente del despilfarro de la masa. Utiliza objetos cotidianos y de valor mínimo para conseguir su objetivo, al igual que hizo Duchamp, colocándolos en galerías iluminados y carentes de su antigua función. También son frecuentes en algunas de sus obras chicas pin up, juguetes hinchables y demás objetos de la clase media. La idea es la principal característica que debe coronar a la obra. Sus objetos provocan una especie de burla la cual va encaminada directamente hacia la influencia de la mayoría de la población por los mass media y la publicidad¨.
Espero que en esta época del plagio no me demanden por plagio...anunciado ni el denunciado.
(Abril- 2018)
