El resultado ha sido abrumador a favor de Morena, pero en especial de Andrés Manuel López Obrador, virtual Presidente de México, de acuerdo a la determinación firme del pueblo mexicano, quien acudió a las urnas de manera masiva para hacer de éste proceso, el más memorable de hace mucho tiempo. El otrora partido de los carros completos, materialmente quedó reducido a cenizas.
Sólo era cuestión de tiempo, Andrés Manuel López Obrador de principio a fin se llevó la contienda apoyado en las preferencias de los ciudadanos de todo el país, y la predicción se cumplió, muchos de los candidatos que se vieron favorecidos por el efecto AMLO ni siquiera se despeinaron, es más, muchos no tuvieron la necesidad de buscar a los posibles votantes para ganarse el favor de su apoyo, éste, ya lo tenían asegurado de antemano.
Este domingo primero de julio finalmente termina una larga, muy larga campaña del originario de Macuspana, después de dos intentos fallidos, en los que al perder, puso en jaque al gobierno federal y dejó sin libre tránsito a los capitalinos, tras su berrinche de no ser reconocido, según él, su claro triunfo, resultando miles de negocios afectados por un plantón en pleno paseo de la Reforma, pero en ninguna de las dos primeras oportunidades salió a reconocer triunfo alguno de sus adversarios, alegando un eterno fraude.
Ahora, en un acto de madurez y conciencia democrática José Antonio Meade Kuribreña de la coalición Todos por México, conformada por el PRI, PVEM y PANAL salió a reconocer que las preferencias no le favorecían y felicitó al ganador, cuyos resultados se tornaban irreversibles, aceptando su derrota, le siguió Ricardo Anaya Cortés de la Coalición Por México al Frente, integrada por PAN, PRD y MC, y finalmente Jaime Rodríguez Calderón, único candidato independiente, lo que sin duda dio certidumbre al proceso y calma a la sociedad y al gobierno, y ante los ojos del mundo un comportamiento muy alentador, por lo que no hubo alteraciones que lamentar.
La expectativa es muy alta, condición que movió a las masas en favor del elegido, lo que resulta ser muy importante, porque ahora viene lo mejor, cumplir con las promesas de campaña que quedaron registradas en un ambicioso proyecto, pero, fue él, el virtual presidente electo quien colocó ésta en ese nivel y que estuvo repitiendo durante toda la campaña, aún desde mucho antes, habrá que esperar la forma en la que empieza su gobierno, porque ha prometido que el cambio se sentirá de inmediato, y los millones de votos de los ciudadanos mexicanos confiaron en él.
El apoyo ciudadano superó las expectativas de propios y extraños, con el 53% en su favor, no queda lugar a dudas, el pueblo dio un golpe imponente sobre la mesa y despidió a unos y puso a otros, condición que ha quedado más que clara, y esto demuestra que cuando se une ese ente de millones de cabezas hace los cambios que considera necesarios para modificar el rumbo, reprobando a los que recibieron una nueva oportunidad, que sin embargo, parecen no haber aprendido de la llamada de atención anterior, pues se mantuvo el mismo grupo que en los últimos años se adueño de cargos, posiciones y decisiones, muchas veces por encima de los ciudadanos, incluso de sus militantes, y no me refiero exclusivamente al PRI, también al PAN, y al PRD que por igual, han sido reprobados.
Ahora les corresponde a estos tres institutos políticos reagruparse, reordenarse, llevar a cabo una profunda y sincera evaluación sobre su actuar en este proceso que los dejó tan sacudidos, tal vez reinventarse. En el caso del PRI parece que esta vez no serán dos sexenios, tal vez más, cuatro por lo menos, mientras llegan nuevos cuadros que refresquen su acción y recuperen sus principios que dieron vida a éste partido. Por el PAN corresponde evaluar el actuar de Ricardo Anaya que puede ser en donde empezaron las profundas divisiones. El PRD debe hacer un inventario, pues el partido Morena lo dejó sin líderes y sin militantes, los demás deberían revisar la conveniencia de sus coaliciones.
En una entrega anterior había señalado que el Estado e México estaba por pintarse de guinda, los resultados de la elección, superaron todo pronóstico, incluyendo los de Morena, nunca imaginaron que el porcentaje fuera tan elevado. Ahora corresponde al titular del poder ejecutivo Alfredo del Mazo Maza gobernar en el peor escenario, porque únicamente contará en la Cámara de Diputados con Mercedes Colín Guadarrama y Juan Millán Márquez.
En tanto el elegido Presidente de México y su equipo, deberán acercarse con quienes no votaron por su proyecto o pertenecen a otros institutos, porque es su deber gobernar para todos. En el discurso que dio el domingo primero de julio por la noche, fue mesurado, sin aspavientos, señaló condiciones importantes, como que no habrá una dictadura, ni abierta, ni encubierta, que habrá libertad empresarial, que no habrá reformas a la ley, sólo a través de los mecanismos legales, se respetará la libre expresión, entre otras cosas que concilian su natural pose combativa, aunque posteriormente en su discurso del zócalo y frente a sus simpatizantes volvió a arreciar su discurso, pero, eso puede entenderse, estaba con los suyos, disfrutando el triunfo.
Ahora, después de la algarabía que ocasiona una fecha que quedará en la historia, vendrán los días en los que habrá que empezar a cumplir con sus promesas, porque nadie puso fechas y condiciones, él mismo se las señaló, pero particularmente acabar con la corrupción. Para los escépticos será un continuo marcaje personal al desarrollo de todo, lo que provocará mucha crítica, la cual ya dijo que va a respetar, veremos.
Como mexicanos, se debe obedecer lo que la mayoría ha decidido, y por el bien de México unir esfuerzos desde la trinchera que a cada quién corresponde para que las cosas cambien, por el bien de todos, que se acabe la pobreza y la inseguridad, y sobre todo, ya que fue el eje central en todos sus discursos, acabe por completo con la corrupción.