La transformación de un país, depende de la determinación de su pueblo

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La transformación de un país, depende de la determinación de su pueblo

Sábado, 07 Julio 2018 00:06 Escrito por 

Durante muchos años sólo existió un partido político en México, primero identificado como Partido Nacional Revolucionario, después como Partido de la Revolución Mexicana, ahora Partido Revolucionario Institucional, que predominó con la percepción de que fue la corriente que acuñó en sus ideales los principios de la Revolución, con periodos dignos de la historia, sin embargo, en los últimos sexenios fue perdiendo el rumbo, tanto que sus propios militantes reclamaban ser escuchados. La soberbia y el poder nubló la vista de quienes hasta antes del primer domingo de julio manejaban los hilos de la política mexicana, la cual llegó a su fin cuando la sociedad salió de su letargo, dejando la indiferencia por un lado, y sin deseos de volver a sufrir una guerra más, se armó de valor para adoptar un concepto democrático que había sido utilizado como bandera protectora para continuar con el uso y abuso del poder, por la clase gobernante.

Este usufructo mal entendido convirtió esos logros revolucionaros en una oligarquía, para dar paso a una figura representativa a la cuál había que obedecer sin considerar siquiera poner en duda las decisiones emanadas de un sólo hombre, el Presidente, que se volvió la persona importante por la que tenía que pasar todo lo que corresponde a las condiciones sociales y políticas del país, que a decir de muchos, el último personaje lo fue Carlos Salinas de Gortari, sea cierto o no, durante este tiempo parece ser el dueño de la mano que mece la cuna.

El liderazgo del actual virtual presidente, Andrés Manuel López Obrador, lo ganó porque supo canalizar en su favor esa molestia social, hasta convertirla en enojo y finalmente en cólera, ya que a través de 14 años y con dos candidaturas presidenciales a cuestas, no cesó en su lucha, convencido que es el único que puede dirigir una transformación real a este país, motivado por la frustración y su empeño en conseguir lo que siempre exigió como suyo, siguió tejiendo un levantamiento silencioso y constante con quienes no comulgaban con sus formas, porque de antemano se había ganado la voluntad de los más belicosos, pero no parecía ser suficiente.

Por eso empezó a trazar un rumbo con aparentes mejores ideas, con mayor certeza, que fue enriqueciendo con sus consejeros políticos, entre ellos Tatiana Clouthier Carrillo, que le hicieron cambiar de estrategia, a una más conciliadora, que hasta parecía sacerdote, repartiendo bendiciones y pidiendo paz entre sus hermanos, dándose incluso el lujo de recomendar a sus contendientes que hicieran las paces, que no pelearan.

Pero en realidad, contendientes sólo de nombre, porque nunca lo fueron, fruto de la pasividad de sus respectivos institutos políticos, porque mucho antes del inicio de este proceso, López Obrador ya los había vencido, y lo peor, es que ellos lo sabían, y entendían que por mas lucha que se esforzaran en hacer, la distancia era definitiva.

La jornada electoral de este domingo, destapa la sincronización de un pueblo que ya había manifestado por diferentes formas su malestar, nunca entendido por unos o por otros, éste fue identificado por el hoy ganador, quién lo fue alimentando cada vez con mejor puntería, en lo que se volvió experto, con la clara idea de la creación de un enemigo, trazó la trayectoria de su camino a la conquista de satisfacer su ambición, por lo que no hubo mucho que buscar, había un enemigo en común del pueblo y propio, por lo que sólo hacia falta bautizarlo y lo hizo, la “mafia del poder”, su existencia real o no, no es lo que importa, ni fue lo que importó nunca.

Una vez que el enemigo tenía nombre, se dedicó a alimentar ese enojo, ese coraje de las condiciones de pobreza y marginación de millones de personas, de desigualdad que nunca tuvo un alivio a pesar de dos guerras, la de la Independencia y la Revolución, porque al cabo de éstas, siempre, y de alguna manera quedaban como seres superiores unos cuantos, esos son quienes no permitían salir de la pobreza y del maltrato a su gente, tenían que pasar otras desgracias, como la del 68, Aguas Blancas, pasando desgraciadamente por muchas otras, que no han encontrado paz en el sufrimiento del pueblo.

El no mentir, no engañar y no traicionar, poco a poco fueron permeando en la creencia de los ciudadanos cansados de siempre ver lo mismo, lo que terminó por convencerlos, para que este domingo de elecciones salieran a las calles con la determinación firme de pedir la renuncia a una minoría que hizo de todo, menos ver por ellos, y sin importar o detenerse en reflexionar sobre las capacidades de los que pertenecían a la corriente por la que ya habían decidido votar, así lo hicieron, por una sola opción, la que representaba López Obrador, quien en realidad fue la imagen que llevó a toda esa gente a creer en ese cambio..

Haciendo menos trascendente la posibilidad que dentro de las filas de aquél contara con gente realmente impresentable, pues en un gran ajuste siempre habrá quien no esté a la altura, aún así, ya estaba decidido, AMLO representaba un cambio radical, y fue por lo que votó el pueblo mexicano.

Ahora, las condiciones como se presentan, parecen obsequiar un cheque en blanco a quienes ahora asumirán el poder, y pareciera que podrán hacer uso y servirse de él, pero, hay un detalle bastante importante, se dio cuenta la sociedad que en el momento que lo decida, puede hacer los ajustes que crean necesarios en el momento oportuno, para que finalmente se les tome en cuenta, y creo que esto les ha quedado bastante claro tanto al PRI, como al PAN y al PRD, así como a los demás.

López Obrador les pidió que para lograr la transformación de México, tenían que votar por todas las opciones que se encontraban del lado bueno, o sea, el suyo, por lo que así lo hizo en su mayoría la sociedad mexicana, con aproximadamente treinta millones de votos, pero no quedará todo ahí, porque quienes votaron y sobre todo, los que no votaron en su favor, tendrán un marcaje permanente sobre el político tabasqueño para que cumpla con un buen gobierno.

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio