Ivett Tinoco
Para G. Sartori la mejor forma de entender un concepto es en su oposición: vida/muerte, día/noche, bueno/malo, blanco/negro.
Dicha oposición está presente en todos los fenómenos y hechos que ocurren en nuestras sociedades. Pero entre el blanco y el negro hay una amplia gama de grises, diversas “tonalidades sociales” que responden a la expresión de antagonismos que trastocan la armonía del paisaje, ése que particularmente está definido por colores tradicionales, sobrios y muchas veces desgastado. De ahí la importancia de matizar los colores y el paisaje, más cuando se trata de aquellos que esbozan la realidad de nuestro entorno y del mundo, como lo es el periodismo.
No tengo el dato de cuántas mujeres en México se dedican a esta profesión, lo que es cierto es que han dejado de ser una excepción y, por supuesto, también una excentricidad. Desde Leona Vicario hasta Anabel Hernández, pasando por Hermila Galindo, Raquel Tibol, Cristina Pacheco, Carmen Aristegui, Frida Hartz, entre otras mujeres periodistas que, a fuerza de tenacidad y resistencia, han evadido lo marginal para brillar con luz propia.
Las mujeres periodistas hoy son un referente obligado en los procesos de transformación de nuestras sociedades. Su actuación no ha sido producto de las coincidencias ni de procesos eminentemente evolutivos, ha respondido a largos procesos de construcción y reconstrucción de las dinámicas sociales; procesos en los que ellas, en su profesión, han reclamado a los integrantes de los distintos grupos sociales nuevas dinámicas de producción, renovadas formas de vinculación, relaciones y comunicaciones alternas, cambiantes y flexibles.
Cada una, a su manera, ha modificado roles y derribado prejuicios. Cada una, a su manera, ha contribuido a visibilizar, con su pluma, usos y costumbres que por más anquilosados no corresponden a los valores de la realidad. Desde la crítica cultural, el reportaje, el periodismo de investigación o el fotoperiodismo, han posicionado las voces de las mujeres, de la lucha por la libertad y del sufragio universal.
Fue Leona Vicario –a principios del siglo XIX– quien impulsó el feminismo, la cultura y la ideología libertaria. Le secundaron Mateana Murguía, Juana Belem, Sara Estela Ramírez. Hermila Galindo, envió al Constituyente de 1917, la solicitud del voto para las mujeres; sin embargo, evadiendo el papel que éstas habían tenido en la justa revolucionaria, el Constituyente consideró que “aún no estaban preparadas para dar un paso fuera de la cocina”.
En la segunda mitad del siglo XX, Rosamaría Roffiel fue de pionera en el abordaje de la homosexualidad. Hoy, a través del periodismo de investigación, algunas mujeres han expuesto a la opinión pública redes de prostitución, de pederastia, de narcotráfico y de corrupción.
Lenta pero irreversiblemente la mujer se ha instalado en el periodismo. Lo importante está en que cada vez sean más las mujeres que se logren colocar en el vértice del análisis de la sociedad.
¡Enhorabuena DigitalMex! Gran equipo de trabajo encabezado por mujeres valiosas que, sin duda, tienen credenciales para impulsar el periodismo confiable que nos merecemos.
