El agua es un derecho humano y las autoridades están obligadas a preservar el recurso y a invertir para rescatar cuencas, ríos, lagos y lagunas y suministrar el preciado recurso en condiciones que garanticen la salud de sus ciudadanos y el equilibrio ecológico de las distintas regiones.
Al término del 32 Congreso de la Región de los Lagos del Valle de México, organizado por el Centro de Estudios Mesoamericanos, que preside la arqueóloga María de la Asunción García Samper, se concluyó que existe incongruencia de autoridades cuando estas señalan que los mantos freáticos están casi agotados, al tiempo que por cañadas y arroyos millones de metros cúbicos de agua se van al drenaje o se contaminan.
Como ejemplo, la doctora Marcela Galán Martínez del laboratorio de toxicología acuática de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, indicó que en el mundo, las personas utilizan 100 mil sustancias químicas que irremediablemente tienen como destino final el agua, que van desde bacterias virus, parásitos y hasta metales, hidrocarburos y plaguicidas.
Galán Martínez puso como ejemplo la presa Madín que está altamente contaminada y que sin embargo las autoridades suministran esas aguas a las comunidades de la región, aunque con sistemas de purificación que ya no son acordes con el nivel de contaminación que se tiene actualmente, con nuevos metales, como el aluminio, fierro y mercurio en altas dosis.
Un ejemplo, igual de dramático, lo dio el arqueólogo de alta montaña, Víctor Arribalzaga, quien mencionó que en los lagos del Nevado de Toluca, a 4 mil 680 metros sobre el nivel del mar, donde hay asentamientos prehispánicos, los estudios de química del agua han arrojado que hay una gran concentración de plomo derivado de la actividad industrial en el Valle de Toluca.
El Congreso de la Región de los Lagos resumió que para la industria, algunos gobiernos y empresarios el agua hoy es más importante hacerla llegar a las mineras y fábricas que garantizarla a los pueblos originarios, quienes son los verdaderos dueños del agua. Determinó que lo mismo ocurre con el nuevo aeropuerto que se construye en lo que fue el lago de Texcoco donde además de estar devastando cerros y minas está usando el recurso agua de manera indiscriminada.
En una de las ponencias se recordó la última encíclica del Papa Francisco que, por cierto, dolió mucho a los grandes empresarios a nivel mundial, en la que se hace un llamado a la humanidad a cambiar de formas de consumo y hábitos y a hacer un uso más racional de recursos como el petróleo y el agua. En el caso del petróleo, en el no consumo de una seria de satisfactores que son derivados del energético.
En el caso del agua, en un consumo más racional de todos los productos industrializados, como el del automóvil que para la construcción de una sola unidad, con todos sus derivados, requiere de unos 400 mil litros de agua. Y se determinó en que, por ejemplo, una bolsa de papas fritas y una botella de agua requieren de trece y tres litros de agua para su fabricación, respectivamente.
La tesis final fijó que es una obligación de gobiernos, ONGs y ciudadanía el rescate de las zonas hídricas del Valle de México, donde además hay innumerable vestigios arqueológicos, y destinar el agua que allí se capte para su reutilización humana ya que la moda de los gobiernos y empresarios es que si el líquido se acaba existe la posibilidad de comprarlo. “Y no es así la solución”, se dijo.
*Presidente de la ONG Franature