Titulares de renombrados periódicos han venido comentando al respecto, de unos meses para acá, que la venta de autos nuevos acumula una racha de 17 meses a la baja y que en lo que va del año, se ha registrado una caída de 7.8% en la venta de vehículos. Señala también, en particular para los autos compactos y subcompactos, que la baja es de 8 y 14.4%, respectivamente, lo que se traduce en 70,000 autos menos que en el 2017, enumerando como culpables a los siguientes factores:
1. La disminución del poder adquisitivo derivado de la inflación
2. La importación de autos usados
3. Los bajos salarios
4. La falta de créditos disponibles
5. La incertidumbre de los mexicanos con respecto al nuevo gobierno
Factores, todos ellos, que no se ve cómo abatirlos, ya que en contra tenemos factores tanto internos, como externos a corto y mediano plazo: Un nuevo gobierno con toda la curva de aprendizaje que ello representa y una inflación que el Banco Central no acaba de ajustar y no espera terminar de hacerlo aún para el 2019, en la parte interna.
Y, en la parte externa, no debemos olvidar que en el avance que se tiene hasta ahora de la renegociación del TLCAN, se contempla que para que no haya tarifas arancelarias las empresas automotrices deberán manufacturar en Estados Unidos, al menos el 75 % del valor del automóvil, proporción mayor a la actual (62,5%), además de que deben usar aluminio, acero y autopartes locales, y que los trabajadores involucrados deben percibir un sueldo de al menos 16 dólares por hora, lo cual obviamente le beneficia a las maquiladoras de Estados Unidos y Canadá, no así a las de México y lo cual repercutirá en los costos de manufactura de los automóviles, pero sobre todo en el número de empleos en México.
Ahora bien, como dice el dicho: “Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”, ya que sin importar el sector en el que te desarrolles los factores arriba mencionados afectan al mercado en general.
Una investigación que dio origen a un artículo académico de varios economistas titulado “The China Shock” reveló que según estimaciones, el impacto neto de la demanda agregada y los efectos de reasignación implican que el crecimiento de las importaciones desde China entre 1999 y 2011 dio lugar a una reducción del empleos en Estados Unidos de 2.4 millones, de los cuales, aproximadamente un millón de los cuales eran del sector manufacturero, lo cual nos obliga a detenernos a pensar en las repercusiones que pueden tener los nuevos requerimientos del TLCAN 2.0 y cómo podríamos prepararnos para suavizar sus efectos.
Sin duda alguna, la capacitación es y será siempre la mejor manera de estar preparado, poseer mano de obra calificada, implementar medidores de desempeño, obtener certificaciones relacionadas al ramo, etc. Entre otros.
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