La Asociación de Magistrados de Tribunales de Justicia Administrativa de los Estados Unidos Mexicanos, A.C. participó en el Congreso Iberoamericano de Compliance: Ethics and Legal 2021.
Los encargados de representar a la asociación en este gran evento fueron: la presidenta, Mtra. Myrna García Morón, el vicepresidente, Magistrado Jesús Anlén Alemán; la tesorera Magistrada Sandra Luz Rodríguez Wong y el secretario, Magistrado Pedro José María García Montañez.
Los Magistrados explicaron que el compliance se puede definir como “el conjunto de medidas dirigidas para asegurar el cumplimiento, por parte de una organización, de las obligaciones impuestas por la normativa que le sea de aplicación de su código ético; con el objetivo de minimizar los riesgos derivados de la comisión de actos ilícitos en su seno”.
Hoy, la cultura del compliance ha dejado de ser una opción voluntaria para muchas organizaciones y ha pasado a ser un requisito a integrar dentro de su estrategia y estructuras internas, con el objetivo de cumplir con preceptos legales o bien poder protegerse ante situaciones de riesgo que pondrían en serios problemas la estabilidad y continuidad de sus actividades.
El compliance, de la mano con la integridad pública (el cumplimiento de, los valores, principios y normas éticos compartidos, para mantener y dar prioridad a los intereses públicos, por encima de los intereses privados) son dos elementos imprescindibles en el combate a la corrupción.
Precisamente, durante el acto de inauguración, la Magistrada Myrna García Morón, presidenta de la asociación resaltó que "la corrupción es un problema que en mayor o menor medida existe en cada país del mundo y en cada momento de la historia. Con diferentes protagonistas y en contextos diferentes.”
En el caso de México, la Magistrada se refirió a la corrupción como "un cáncer social que es un legítimo reclamo de la sociedad”. Mencionó también que se trata de un problema que posee un mecanismo cíclico; ya que la debilidad de los valores éticos de las personas, la falta de vigilancia y control de la administración pública y la imposibilidad de imponer sanciones, constituyen una secuencia que se renueva y se potencializa.
Es claro que el combate a la corrupción es un gran reto, pero podemos asumirlo mediante acciones que permitan fracturar ese mecanismo, tales como aquellas encaminadas a reforzar los valores éticos, la presencia de controles y tribunales fortalecidos con la independencia y autonomía suficiente para evitar la impunidad.
“Es necesario reconocer que, muy por encima de la imposición de sanciones o penas, cobra relevancia la prevención de conductas indebidas y el reforzamiento de los valores éticos dentro de las organizaciones. En realidad, la imposición de una sanción por hechos de corrupción representa una circunstancia lamentable que tuvo como precedente la falta de prevención y detección oportunas.” Resaltó la Maestra García Morón.
En conclusión, no puede existir un efectivo combate a la corrupción, sin un trabajo técnico e interdisciplinar que respalde una política de prevención, apoyada en mapas de riesgo, códigos de conducta y seguimiento permanente.
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