Toluca/Estado de México
La historia de la lucha libre en su momento fue un deporte mexicano tan masculinizado que en los años 50 las mujeres fueron vetadas; pero las luchadoras han logrado resistir y desde la tercera cuerda han demostrado su capacidad en el cuadrilátero y hasta han sido reconocidas por su desempeño.
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El camino de las mujeres en este deporte no ha sido fácil. Si bien la lucha libre femenil en México inició en 1935, dos décadas antes de que las mujeres obtuvieran el derecho al voto, una prohibición en los años 50 del entonces Gobierno del Distrito Federal les cerró el acceso a los cuadriláteros de la capital y las replegó a las provincias.
Fue hasta 1986, en la Arena Coliseo, que se rompió este veto y se inició una nueva era para ellas en este deporte que, en 2018, fue declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
Los comienzos para todas fueron difíciles, por el machismo. Pero todo esto ha ido cambiando gracias al nivel de las gladiadoras. Tanto el Consejo Mundial de Lucha Libre y la Triple AAA abrieron sus puertas. Se cambió el pensamiento de los luchadores, promotores y se ha conseguido que los carteles las propias luchadoras sean las estelares.
La dignidad, tenacidad, pasión y mucha disciplina son los valores que han tenido que forjar las luchadoras mexicanas para romper los techos de cristal dentro y fuera del ring.
Sin embargo, tristemente las luchadoras continúan sufriendo acosos por los aficionados en los recintos donde se presentan, por lo que todos los involucrados deben de seguir trabajando para crear espacios seguros para las atletas en cada una de las disciplinas.
Las luchadoras mexicanas bien pueden representar su versión contemporánea, porque a pesar de los avances en torno al papel de las mujeres en la sociedad, las actuales combatientes aún tienen que desafiar los roles de género y, sobre todo, siguen en lucha por lograr la equidad arriba (y abajo) del cuadrilátero.
Aunque el camino aún se percibe espinoso, las gladiadoras contemporáneas, literalmente, siguen en lucha para ser tomadas en cuenta en las arenas alrededor de la república. Sin embargo su perseverancia ya comienza a dar frutos.
Actualmente, existe un nutrido grupo considerable de mujeres que se dedican a la lucha libre de manera profesional. Todas tienen muy buena escuela, y son bastantes las que quieren sobresalir.
A base de trabajo han abierto paso a su disciplina y en cualquier Arena de la República Mexicana y del mundo muestran su gran calidad que aprendieron a lo largo de los años con sus maestros.
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