México
A un año de su desaparición, el dolor y la búsqueda de Cynthia González no se detienen. Su madre, Inocencia González, ha llamado a todas las puertas. Ha suplicado, marchado, alzado la voz y enfrentado amenazas, pero no ha encontrado a su hija. Tampoco justicia. Tampoco paz.
A cuatro meses de la desaparición de Cynthia, su madre exige respuestas al gobierno de Veracruz
Este 12 de junio se cumple un año de la desaparición de Cynthia González González, joven estudiante de Ingeniería Petrolera en la Universidad Veracruzana, originaria de Acambay, Estado de México. Fue vista por última vez en Poza Rica, Veracruz, ciudad donde residía mientras cursaba sus estudios. Desde entonces, su madre, Inocencia González Mondragón, vive sumida en una angustia permanente: sin apoyo, sin respuestas y sin rastro de su hija.
“Hace un año que no sé si mi hija tiene frío, hambre o si aún respira”, dice entre lágrimas. Desde aquel 12 de junio de 2024, su vida cambió para siempre.
Cynthia tenía 26 años al momento de su desaparición. Ese día, se dirigía a firmar por su libertad, luego de haber sido detenida arbitrariamente meses antes. Su madre recuerda con claridad el último mensaje que recibió.
“Me dijo que iba a la fiscalía a denunciar el acoso de policías estatales. Pero nunca llegó”.
Desde enero de 2024, Cynthia fue víctima de persecuciones por parte de elementos de la policía estatal de Veracruz. Fue detenida sin orden judicial mientras viajaba en un taxi de la Universidad a su casa, con cargos que, según su madre, fueron fabricados. Aunque logró demostrar su inocencia y obtuvo la libertad bajo fianza, el hostigamiento no cesó. La acosaban en su casa, en la universidad, en cada espacio que frecuentaba. El miedo se volvió parte de su rutina. Hasta que desapareció.
UN CAMINO DE DOLOR, OMISIONES Y AMENAZAS
Inocencia ha hecho todo lo posible. Ha viajado incontables veces a Veracruz, buscado respuestas en la fiscalía, grabado videos para denunciar públicamente. Ha marchado con colectivos de búsqueda, participado en jornadas para localizar desaparecidos, pedido apoyo a organizaciones y hablado con medios. Aun así, no ha recibido una sola respuesta concreta.
“Veracruz me cerró las puertas”, asegura. “En un principio, cuando intenté poner la denuncia allá, me la negaron. Me trajeron de un lado a otro y no pude hacerlo. Incluso me dijeron que mi hija estaba detenida, pero era mentira”.
La Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz publicó un comunicado en su página oficial de X (antes Twitter), asegurando que Cynthia estaba detenida, no desaparecida. Sin embargo, no existía ningún registro de su detención. Una hora después, el comunicado fue eliminado. “No había rastro de ella. Como si se la hubiera tragado la tierra”, lamenta Inocencia.
Hoy, además del dolor, Inocencia teme por su vida. Recientemente, otro integrante de un colectivo de búsqueda fue desaparecido y un padre buscador fue golpeado hasta la muerte.
“Sí tengo miedo, sé los riesgos. Pero no puedo quedarme cruzada de brazos. Mientras no sepa dónde está mi hija, no voy a detenerme”, afirma con determinación.
UN LLAMADO DESESPERADO
A un año sin noticias de su hija, Inocencia lanza una súplica a las autoridades. Pide la intervención de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García; de la fiscal general, Verónica Hernández Giadáns; y de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, para que se investigue lo ocurrido.
“¿Por qué no se ha investigado a los policías si yo proporcioné todos los datos? Di hasta el número de la patrulla que seguía a mi hija. ¿Por qué no se les ha citado a declarar? ¿Por qué la Secretaría de Seguridad publicó que estaba detenida y luego borró el comunicado? ¿Quién está frenando la investigación? ¿Y por qué? ¿A quién están protegiendo?”, cuestiona.
INOCENCIA NO SOLO EXIGE JUSTICIA POR CYNTHIA, SINO TAMBIÉN POR TODAS LAS PERSONAS DESAPARECIDAS DEL PAÍS.
Según cifras oficiales, en México hay más de 129 mil personas desaparecidas, una tragedia que sigue creciendo mientras madres como Inocencia buscan solas, muchas veces en el silencio, enfrentando la indiferencia institucional.
“Solo quiero saber dónde está mi hija. Si está viva. Si necesita ayuda”, suplica su madre con la voz quebrada. “Son noches y días interminables. No merezco esta incertidumbre. Ninguna madre la merece”.
Cynthia sigue sin ser localizada. No hay avances en la investigación. No hay seguimiento. Pero su madre no pierde la esperanza y se niega a rendirse.
“Sí, estoy cansada, pero no me voy a detener. No solo busco a mi hija. Busco también justicia para todas las madres que están como yo. Y quiero que alguien me diga: ¿por qué se detuvo la investigación? ¿Por qué el caso de Cynthia parece olvidado? ¿Por qué ya nadie me da respuestas?”, reclama con la voz quebrada.
“Cynthia, te sigo buscando... y lo haré hasta encontrarte, aunque tenga que cruzar mares, ríos, montes o montañas. No me detendré. Haré lo que sea necesario para saber dónde estás, hija. No voy a rendirme. Hoy, a un año sin ti, alzo la voz y exijo justicia”, concluye su madre, con una mezcla de amor inquebrantable y dolor profundo.
Este 12 de junio no es solo una fecha más en el calendario. Para la familia González, es una herida abierta, un recordatorio brutal de que, en México, no solo desaparecen las personas. A veces, la justicia también desaparece.
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