Toluca/Estado de México
En tan solo unos segundos, la fuerza del viento combinada con el agua destrozó decenas de viviendas en la zona norte de Toluca, la mayoría habitaciones o cuartos con techos de lámina. Los damnificados son personas de escasos recursos que, con mucho esfuerzo, lograron levantar sus casas y que, en un instante, lo perdieron todo.
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Los daños más graves se registraron en San Cristóbal Huichochitlán y Santa Cruz Azcapotzaltongo, donde comenzó una formación en el cielo que arrasó con todo. Una especie de remolino, dicen los habitantes, que fue cobrando fuerza y reventó cristales, voló tinacos y levantó los techos.
Los daños son cuantificables: televisiones, salas, bardas y gran parte de las estructuras de las viviendas, bodegas y negocios parecen seleccionados, pues la franja por donde atravesó este fenómeno hidrometeorológico no abarcó toda una comunidad, sino que parece haber trazado su camino con una línea de la que no se desvió.
El lodo y los daños materiales persisten. La mayoría de los afectados observan con enorme pesar la ropa y las pertenencias acumuladas en el patio; hay lodo, basura y cristales. El ayuntamiento realiza el censo de los afectados para definir los apoyos, pero en casos como el de la señora Gloria Ollervides, no hay forma de recuperar lo perdido.
Explicó que en su casa habitan seis niños -todos sus nietos-, además de su nuera, su hija y su hijo. Aunque la mayoría trabaja, a su esposo no le dan empleo porque es sordo y ella no tiene ingresos, así que la inversión de 40 años de su vida se vino abajo.
Con lágrimas en los ojos, este matrimonio solo observa sus pertenencias agrupadas en el patio, debajo de unas lonas, y espera que la autoridad local regrese, pues anoche solo la Coordinación de Protección Civil municipal acudió para colocar algunas de las láminas, pero la casa es inhabitable.
“Lo que más nos pesa es el miedo, porque algo así no se había visto nunca y, si nos vuelve a pasar, ¿dónde nos vamos a proteger?”.
En el caso de Miguel Ángel, agradece que no hubo pérdidas humanas ni lesionados, pero su bodega de 60 por 60 metros se colapsó por completo. No quedó una parte del arcotecho en pie, las bardas están en el piso y ni un solo ladrillo pudo rescatar.
“Lo más rápido posible vamos a comenzar con la remoción de escombros. La nave estaba desocupada, pero no teníamos seguro y no se hacen responsables al ser fenómenos naturales. Los fenómenos meteorológicos no avisan y no tienen palabra”, comentó.
Explicó que lo único que les queda es desmantelar, hacer limpieza y esperar a reunir el dinero necesario para comenzar de cero, pues se perdió todo menos un par de cámaras de vigilancia que están intactas. A un lado de este predio hay ejido y, a unos pocos metros, una vivienda en obra negra que resultó intacta.
En San Cristóbal el panorama no es mejor. Las casas, en su mayoría en obra negra, parecen demolidas: bardas, recámaras, muebles y ropa, todo junto, acumulado por montones, todo inservible. La gente se dice desesperada, pues no hay forma de recuperarse.
De acuerdo con la Coordinación de Protección Civil estatal, este fenómeno se llama nube de embudo. Es un fenómeno hidrometeorológico que está acompañado de una formación de aire en forma de remolino.
El ventarrón arrancó 30 árboles y voló tinacos llenos de una colonia a otra. El temor de la gente en general es que regrese un fenómeno parecido y terminen en la calle. Por ahora, el ayuntamiento de Toluca realiza un censo y sostendrá pláticas con los vecinos para acordar los apoyos. Mientras tanto, Protección Civil y la policía municipal realizan recorridos para auxiliar a la gente, pues en algunos casos, incluso los postes y lámparas siguen colgando, casi a punto de caer.
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