Toluca/Estado de México
Los habitantes de San Carlos Autopan, en Toluca, hicieron un llamado a las autoridades federales para que frenen la extracción de gasolina o diésel de cuatro tomas clandestinas en ductos de Pemex que atraviesan por la localidad y que tan sólo el sábado generó daños en las tierras de cultivo y viviendas del poblado, pues el derrame alcanzó varios metros a la redonda y todavía se percibe el olor del combustible.
La zona es mayormente habitada por personas otomíes, es la zona norte de la capital mexiquense, aledaña a la carretera que conduce al municipio de Atlacomulco, los predios más afectados se ubican en las calles Cuautitlán y avenida Puerto Aéreo, son las inmediaciones donde en junio pasado hubo una explosión por la extracción ilegal de un ducto, un mes después un derrame que obligó a los habitantes a abandonar sus viviendas, por temor a un estallido.
“Cada vez tenemos que salir corriendo, porque nos han dicho los bomberos o de Protección Civil que los niños pueden intoxicarse por el olor de la gasolina, que no se quita hasta después de semanas, pero vienen los huachicoleros y otra vez. Ya tiene al menos tres días del último derrame y sigue oliendo. Son de tres a cuatro veces por semana que se presentan las camionetas a extraer combustible y sí hemos denunciado, pero no pasa nada”, dijo uno de los vecinos.
Explicaron que desde hace tres años incrementó la frecuencia con que acuden a los ductos de las inmediaciones los llamados huachicoleros, aunque en esta zona, negaron que hayan recibido amenazas por denunciar ante las autoridades los daños que provocan las fugas.
“Aquí en esta parte la verdad no hemos tenido amenazas, es en la zona donde está San Cayetano por donde los vecinos sí dicen que les advierten que les van a hacer algo si van con la policía, pero le voy a decir, la policía nunca hace nada, así que no sabemos qué les espanta”, admitió el vecino.
En esta zona, las viviendas son habitadas por dos o tres familias, sobre todo niños quienes son los más expuestos -dicen- porque pueden tener contacto con el combustible que se anega en las brechas que circundan las casas y por donde también corre agua, además de inhalarlo o comerlo, pues los inconformes señalan que al ser ductos que constantemente son explotados de forma irregular, “se derrama el líquido y se ve casi enseguida el color rosa, más o menos, como lo identificamos, pero son los niños quienes salen a jugar al patio, al pasto”.
La mayoría de los entrevistados coincidieron en que el sábado la fuga elevó hasta dos o tres metros de altura, por más de cuatro horas, pues no respondieron al llamado de auxilio la dirección de Protección Civil municipal, ni Pemex sino llegó una patrulla de la policía estatal y otra municipal.
“Pero ellos no podían hacer nada en realidad, sino esperar a que lleguen los responsables de controlarlo, también que venga la PGR y pues de cualquier forma a cada rato amanecen las camionetas en el predio, pero nadie investiga realmente”, dijo una vecina.