Un día como hoy, 22 de marzo, pero de 1918, el presidente Venustiano Carranza, a través de la Secretaría de Gobernación, emitió un decreto para prohibir la exportación de barras y monedas de oro y plata.
El titular del Ejecutivo -haciendo uso de las facultades extraordinarias autorizadas por el Congreso en materia de Hacienda- dispuso que quedaba prohibida la exportación de barras y monedas de oro, nacionales y extranjeras, así como las monedas de plata acuñadas en territorio nacional.
Esa medida tenía por objetivo detener la exportación de metales preciosos que habían incrementado su valor por la fuerte demanda internacional debido a la Primera Guerra Mundial.
México producía mucha plata y poco oro, e importaba una fuerte cantidad de alimentos, por lo que tenía una balanza comercial deficitaria. Por ello, el control de la producción y la exportación de oro y plata se hizo cada vez más necesario.
Anterior a este decreto, en diciembre de 1916, Venustiano Carranza ya había expedido una circular prohibiendo la exportación de estos metales preciosos.
A pesar de estos esfuerzos, el contrabando continuaba en la frontera con Estados Unidos, sacando de circulación monedas de plata y oro, necesarias para reactivar la economía nacional
El gobierno de Carranza no sólo pretendía frenar la exportación de esos metales que hacían las empresas y los particulares, sino también combatir la exportación ilegal que estaban fomentando comerciantes y particulares en Estados Unidos.
En respuesta, el país americano condicionó reanudar el comercio de alimentos con México solo si éste aceptaba exportar metales preciosos exclusivamente con el vecino del norte, propuesta que fue rechazada por el presidente Carranza.