Toluca/Estado de México
Con la cercanía del Día de Muertos en el calendario, las historias de terror resuenan con mayor intensidad en las calles y hogares de México, y se despiertan así los relatos que forman parte del imaginario colectivo de cada región.
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En Toluca, una de las leyendas más conocidas es la que gira en torno al Cerro de la Teresona, un lugar envuelto en misterio, brujería y criaturas sobrenaturales. Se dice que el cerro toma su nombre de Teresa, una mujer de origen adinerado que, junto a su esposo Juan, vivía en las cercanías del lugar. Aunque poseían riqueza, no podían tener hijos.
Desesperada, Teresa decidió acudir al cerro para solicitar la ayuda de un ser que, según los rumores, habitaba en la cima; algunos dicen que era el diablo y otros que se trataba de una bruja. Una vez que encontró a ese ser, le ofreció cumplir su deseo más profundo: un hijo. Sin embargo, el precio era alto, ya que, a cambio de esta bendición, Teresa tendría una hija, pero debía regresar al cerro cuando ella cumpliera 15 años. Teresa aceptó y firmó el pacto con su propia sangre.
La promesa del ser misterioso se cumplió, y Teresa dio a luz a una niña, rodeada de todos los lujos que la fortuna de la familia permitía. Al bautizo de la pequeña acudieron figuras extrañas, supuestas brujas, que le obsequiaron dones extraordinarios como la belleza, inteligencia y una dulce voz. Sin embargo, el destino de la niña ya estaba marcado.
El día que cumplió 15 años, Teresa recordó su deuda y, con el corazón lleno de temor, subió nuevamente al cerro con su hija, donde una bruja las esperaba. En la cima, Teresa fue obligada a entregar a su hija, quien ingresó sola a una de las cuevas del lugar y nunca volvió a ser vista.
Los relatos varían, y algunos dicen que la joven fue convertida en una bruja más, destinada a custodiar una de las muchas cuevas que esconden la mítica ciudad encantada bajo el cerro, llena de tesoros codiciados por muchos; otros afirman que se convirtió en la esposa de un demonio que gobierna este lugar oculto.
Teresa, al no recuperar a su hija, cayó en la desesperación y, según las leyendas, terminó su vida colgándose de un árbol en la misma montaña. Desde entonces, el cerro fue nombrado en su honor como La Teresona, y se cree que su alma aún vaga por ahí.
Las madres de Toluca, recordando las viejas historias, solían proteger a sus recién nacidos de las brujas colocando tijeras abiertas en forma de cruz bajo la almohada y un espejo cerca de sus cunas para ahuyentar a estos seres. Si una bruja se acercaba al bebé, al verse reflejada en el espejo, su imagen la hacía huir.
Se cree que las brujas se reúnen en La Teresona durante la noche, celebrando rituales oscuros en los que se quitan las extremidades, las guardan en costales y luego salen en busca de recién nacidos para alimentarse de su sangre. También se cuenta que las cuevas ubicadas en ese cerro son entradas a una ciudad oculta llena de riquezas, pero se cree que quienes intentan explorar las cuevas en busca de los tesoros ocultos se encuentran con criaturas mágicas que custodian el lugar.
Estos seres, cuya naturaleza es incierta, pueden ser duendes, brujas o demonios, y se dice que imponen desafíos imposibles a los atrevidos. Uno de los retos más conocidos consiste en montar desnudo sobre una cabra y resistir el recorrido por kilómetros sin caer; quienes fallan son condenados a vagar sin rumbo en los alrededores del cerro.
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