Hoy en día ya casi todos sabemos que el ayuno tiene sus beneficios, pero esos beneficios van a variar según cuánto tiempo pasas sin comer, se pueden hacer ayunos rutinarios de ocho horas de ingesta por 16 de ayuno, o se pueden hacer ayunos más prolongados, ¿hasta dónde tiene sentido ayunar, qué sucede fisiológicamente?
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Existe mucha evidencia de lo que sucede en nuestro cuerpo cuando ayunamos por menos de un día 16, 20 o 23 horas, pero veamos qué hay de los ayunos de más de cuatro y hasta a 21 días. La evidencia dice que un ayuno prolongado es mucho más fácil de tolerar de lo que imaginamos, en la mayoría de las más de 1400 personas estudiadas, se presentó una evidente sensación de bienestar, que probablemente proviene de los centímetros que perdieron de grasa abdominal y no hubo rebote.
El ayuno prolongado resultó ser efectivo y duradero y trae mejorías metabólicas, también reduce la presión arterial regulando la misma. Muchas personas que se dedican al alto rendimiento o tienen puestos muy exigentes a nivel cognitivo, usan el ayuno intermitente para mejorar su nivel de concentración, esto es mayor durante un ayuno prolongado y se mantiene durante muchos días mientras no consumas azúcar, además este proceso hace a nuestro cerebro más resistente al estrés, al daño celular y a muchas enfermedades.
Todo este cambio cerebral, además induce más neuro plasticidad, es decir cambia las redes neuronales con facilidad y sucede porque aumenta una sustancia llamada neurotrofina que produce neuronas nuevas, este beneficio ya existe en ayunos más cortos como el intermitente o el de 2 o 3 días, pero en el ayuno prolongado se maximiza, por lo que resulta más fácil cambiar hábitos durante un ayuno prolongado y mantener al cerebro sano. Si vas a realizar un ayuno de más de 24 horas recuerda no dejar de ingerir agua y realizar actividad física.
