Ocoyoacac/Estado de México
En el paraje de la Santa Cruz, en Ocoyoacac, hombre, mujeres y niños que participan en la LXXXI Peregrinación Diocesana de la Basílica de Guadalupe recibieron la eucaristía para continuar su camino hacia el Tepeyac. Miles de feligreses que a diferencia de años anteriores, durmieron en un paraje cubierto de hielo, pues por la madrugada las bajas temperaturas descendieron hasta los dos grados.
Como es tradición, quienes asisten por primera vez fueron coronados durante la misa, las mujeres y los niños se llenaron la cabeza con colores, escarcha azul con flores de tela que adornan la fe de las nuevas generaciones.
Pero los hombres se colocan la corona de espinas, delgadas ramas color café que se van incrustando de a poco en el cráneo porque el tiempo, el movimiento a cada paso e incluso al dormir, los acompaña está manda, incluso lo hacen para quienes asisten en bicicleta.
Las delegaciones van identificadas según su iglesia y municipio, aunque también en un convoy parten primero las mujeres y detrás suyo los hombres, pocas veces van juntos.
Ellas son responsables de los niños, sólo en ocasiones se intercambian este papel con esposo, padres o hermanos, pero siempre van entonando cantos litúrgicos, que les alegra el camino.
Los altares repletos de colores y flores fueron bendecidos con las primeras horas del día, en este paraje aledaño a La Marquesa, se observaron colchonetas de hule espuma, que impidieron el paso de la humedad y el frío a la espalda de los peregrinos, además de las lonas instaladas para que familias enteras pudieran pasar la noche.
Del Barrio del Jacal de Yebuciví, municipio de Almoloya de Juárez llegó un grupo de hombres, la mayoría de los 24 a los 30 años, entre ellos, Héctor Garduño, quien ofreció como manda a la Morena del Tepeyac el sacrifico de portar en su cabeza las gruesas espinas.
“Es la primera vez que vengo, en mi pueblo se acostumbra mucho asistir a la caminata. Es por la fe en la virgencita, pero es la primera que yo me sumo con mis amigos, voy a pedirle por mi salud, la de mi hija sobre todo que se enferma mucho cuando me salgo a trabajar”, explicó.
Contrario a la mayoría de los asistentes, Héctor no lleva una chamarra gruesa ni cobijas cubriéndolo, porta únicamente su camiseta y la fe.
En la cabeza le brotan algunas gotas de sangre, no escurren, se quedan pegadas al cabello, pero “no importa, porque es lo que yo le prometí a la virgen y es lo que voy a hacer, aguantar hasta llegar allá, frente Areli”, dijo.
Entre los asistentes también hay quienes tienen 22 años o más acudiendo a pedir por sus hijos, sus nietos, la salud y el trabajo. Aquellos que llevan a sus niños recién nacidos y no importa el frío en La Marquesa, del que trataron de cubrirse al encender la leña, tampoco el sol al que se enfrentarán a partir de esta mañana, cuando tomen camino por la carretera México - TOLUCA.
“Lo único que interesa es llegar y pedirle por todos, por nuestros más importantes anhelos porque siempre la fe es el motivo, pero le tenemos esa devoción porque ella siempre nos ayuda y ve por nosotros”, expresó Felipa Ayala, de Ixtlahuaca.
Justo ayer, sumaban aproximado de 15 mil peregrinos, a bordo de seis autobuses, 30 camiones tipo Torton, cinco tráileres, 35 camionetas de 3.5 toneladas y 50 camionetas tipo Pick Up, quienes son custodiados desde su partida de la catedral San José en Toluca hasta su destino final que será mañana a las 20:30 horas en la Basílica de Guadalupe.
