Toluca/Estado de México
Los salarios bajos, la falta de equipamiento adecuado y que la gente no valore su labor es una constante entre los bomberos de Toluca y Metepec; sin embargo, ninguna de las condiciones son un impedimento para que entreguen el “alma” a cambio de rescatar la de otros, opinan los elementos entrevistados.
Este jueves se celebra el Día del Bombero, y aunque las condiciones de trabajo no es ideal, en ningún municipio los elementos dan la vida por la de otros. En las dos estaciones visitadas, la constante fue que mientras unas corporaciones tienen ajustes en los salarios para que no sean tan bajos, en otros no perciben más de 6 mil pesos al mes; lo que es similar en todos los casos, es que el equipo está muy dañado y viejo.
Aun así, la mayoría sale a dar el 200%, se capacitan constantemente y trabajan arduamente para consolidar agrupaciones sólidas, útiles y en las que confíe la gente.
Jairo Valencia Cruz tiene apenas dos años trabajando formalmente como parte de la corporación en Metepec, compuesta por 22 bomberos que se dividen en dos turnos.
Para lograr un espacio formal con un salario fijo, primero pasó año y medio como voluntario y para sostenerse económicamente era instructor en un gimnasio.
Mientras se prepara para salir a un recorrido por una zona vulnerable a inundaciones, platica que desde pequeño decidió que se dedicaría a este servicio porque le gusta ayudar a la gente, esa es su pasión. Y aunque tardó cinco años en inscribirse, siempre estuvo seguro de que su vocación era ésta.
Es un joven muy sociable, alto y de cuerpo atlético. Opina que a pesar de parecer un cliché, al mundo le hace falta gente que de manera voluntaria quiera ayudar al prójimo.
La estación de bomberos en Metepec es muy distinta a la de Toluca, el lugar donde trabaja Jairo es amplio, espacioso, tiene literas que parecen dormitorios para estudiantes, sala de comida, monitoreo interno. En la capital mexiquense el panorama es muy distinto, los bomberos están satisfechos porque recibieron un aumento en el salario, pero su estación dista mucho de ser la más moderna.
Jairo opina que ser bombero es una labor humanitaria. Durante sus primeras emergencias recuerda haber atendido un incendio en una tortillería, donde por fortuna no hubo lesionados o muertos. Platica que en el camino hacia el lugar, la adrenalina era un motor que no ha dejado de sentir desde ese primer momento.
Ahora, le cuesta mucho olvidar una escena donde perdió la vida un bebé que se accidentó mientras viajaba en auto con su abuela y su mamá. Aunque sabe que no debe desarrollar lazos sentimentales con las víctimas, para él siempre será dolorosa la imagen de un niño perdiendo la vida.
En Toluca apenas llegaron Nicole y Esmeralda Díaz Osorio. Las hermanas de 19 y 20 años de edad, son las más jóvenes de la corporación en Toluca, compuesta por 140 elementos, en su mayoría hombres que se dividen en tres turnos y cuatro subestaciones.
Estas hermanas, oriundas de la zona norte de Toluca, respondieron a la convocatoria que publicó el gobierno local a principios de año. Platican que siempre tuvieron la inquietud de servir a la gente y, aunque Esmeralda quería inicialmente ser militar, ahora se dice complacida con lo que hace.
Ellas dicen que la vida como bomberas era una ilusión que querían cumplir, pues si bien Emeralda quería ser militar, para Nicole siempre fue admirable el desempeño de los elementos que arriesgan su vida.