Metepec/Estado de México
Faldas coloridas, maquillaje y sombreros de paja distinguen a los hombres de Metepec que este martes danzan al ritmo de banda y anteceden a las cuadrillas o yuntas que los acompañan como parte del Paseo de San Isidro, de los Locos o la Agricultura que se lleva a cabo en este municipio.
Lo que une a todos estos señores, en su mayoría de los 30 o 40 años en adelante, es la fe. Un paisaje colorido y sonoro que inunda el Pueblo Mágico destacado por su producción de barro, pero que conserva entre sus habitantes, algunos agricultores, así se resume el paseo que inició a las 11:30 de la mañana y prevén concluya a las 15:00 horas.
Entre las filas se observa algún Terminator o Depredador y demonios que representan la fusión de una tradición que tiene más de 200 años de haber nacido y en su paso de generación a otra, integró nuevos personajes de ficción.
De acuerdo con los delegados, este año participaron 140 cuadrillas y más de 20 yuntas, la mayoría de los siete Barrios de Metepec, aunque esta vez también se integraron algunos carros alegóricos de Xochimilco y Tláhuac.
Caballos y bueyes fueron los encargados de cargar retablos de San Isidro elaborados con semillas: frijol, arroz, lentejas, habas, pingüica y otras que dieron vida al santo al que le piden con toda devoción que les permita un año próspero.
“Antes le rezábamos para que nos diera una buena cosecha, ya se acercan las lluvias y nosotros pensamos que formaba parte de nuestra buena fortuna. Ahora somos pocos los agricultores, las parcelas son pequeñas y no todos las siembran. Pero aún así seguimos pidiendo como parte de nuestra tradición”, dijo Isidoro.
Para Metepec es una fiesta, en la que participa también el alcalde David López, quien recorrió las mismas calles que los danzantes vestidos de mujer, para regalar algunos aguinaldos para los ciudadanos. Es su último y año de gestión, aunque tradicionalmente participan los ediles.
La fiesta es muy grande, se observa menos alegre que en años anteriores, pero igual participan niños y ancianos, la gente sale a los portones para observar a los 5 mil participantes como lucen sus amplias faldas, pelucas o tacones, los caballos, los altares llenos de tierra, flores, sobre todo de esperanza.
