Xonacatlán/Estado de México
Desde hace más de 30 años, en Xonacatlán, una familia comenzó a desarrollar una de las industrias más nobles de la región del Valle de Toluca: la elaboración de muñecos de peluche. Desde hace varios años, uno en especial atrajo la atención de la gente, incluso provocó la producción de cientos de figuras afelpadas y se trata del "Pejeluche".
Beatriz Saavedra García, encargada de la administración del taller, platicó que hace tiempo su esposo y sus hermanos, además de sus padres, aprendieron este oficio que con el tiempo se convirtió en una profesión, pues las nuevas generaciones comenzaron a prepararse y mejorar el proceso de producción, desde el diseño hasta la entrega de los juguetes.
Este es uno de los más destacados en la región, pero no solo se trata de la calidad de sus productos sino la calidad humana y el corazón que empeñan en cada uno de los 500 modelos de muñecos de peluche de todos los tamaños y que los llevan a formar una red social que fomenta el desarrollo de la población.
Para ingresar a esta bodega, es necesario acreditarse, los propietarios parecen en principio un poco huraños, pero es solo la consecuencia de las medidas de seguridad que debieron adoptar con el paso del tiempo, pues no toda la gente que llega lo hace con buenas intenciones.
Bety platicó que desde los osos de peluche, que son los más solicitados, hasta gatos, figuras de películas de niños, son diseñados en este sitio, hay una encargada que incluso puede sacar modelos con base en las peticiones o solicitudes del cliente.
En el taller laboran cerca de 70 personas, mientras que desde sus hogares un promedio similar de madres solteras -sobre todo- quienes están impedidas para salir a trabajar, por ello les llevan el corte de cada muñeco, la máquina de cocer y luego van a recoger la maquila.
Aunque no concretaron el convenio con los centros penitenciarios, con quienes se entrevistaron en principio para coordinarse en el trabajo.
Son los creadores del "Pejeluche", que surgió de la idea de la diseñadora, quien sacó los trazos hasta caricaturizar el rostro del candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, con la finalidad de entregarle un regalo que diera identidad a su comunidad, es decir, en “todas las ciudades le regalan algo típico de sus ciudades, que los hace destacar por su producción, por eso pensamos que en el caso de Xonacatlán, qué más que los muñecos de peluche”.
Los creadores no saben de viva voz si al candidato le gustó el muñeco, pero vieron fotografías del candidato abrazando su muñeco con cabello gris, un traje negro corbata vino y camisa blanca, lo que les generó que en los primeros días recibieran hasta 100 pedidos del público en general a través de las redes sociales.
Los muñecos van de los 15 centímetros hasta los 45 centímetros, algunos pueden colocarse en los automóviles, otros si “están muy despeinados con su gallito en la parte trasera de la cabeza, entonces crecen en tamaño”.
Es un obsequio que se convirtió en un plus para este taller industrial que por años fue uno más de los 300 ubicados en Xonacatlán, conocida como “la tierra del peluche”. Fueron sólo dos semanas de arduo trabajo por parte de la diseñadora y el ajuste de los tamaños, el grosor del cuerpo, la cara, la nariz y el cabello, lo que derivó en una “cascada de solicitudes”.
Es el único candidato presidencial al que le hicieron una figura de este tipo, lo intentaron después con Juan Zepeda, candidato a diputado federal del PRD, pero sólo mandaron el prototipo al personal del candidato, sin concretar nada más.
No es un taller que sirva específicamente para producir muñecos que sean entregados en mítines o eventos partidistas, sino es una venta abierta al público que “efectivamente ha servido para los militantes o simpatizantes de AMLO”.
El "Pejeluche" tuvo un gran impacto entre la población, después de difundida la foto del muñeco abrazada por López Obrador, la gente comenzó a buscarlos, poco a poco creció el interés por esta figura y ahora se convirtió en una solicitud cotidiana de pedidos de 100 a 500 piezas.
Para esta industria no ha sido fácil enfrentar la variación del costo del dólar, pues incrementó el precio de las telas, muchas de ellas importadas de Japón, los precios de las fibras de relleno no han mantenido su precio y eso provoca que eleve el costo de la producción que no se puede reflejar en el precio al público, porque al no ser un producto de primera necesidad, implica que la gente deje de comprarlo.
Aún así, la idea de producir pejeluches les dio un impulso que no esperaban, logró consolidarlos como los creadores de la figura y con ello, hubo un crecimiento económico importante para los dueños del taller y sus trabajadores.
