A unos cuantos días de que inicie el nuevo gobierno su sexenio, el titular del ejecutivo junto con su nuevo gabinete, así como el Congreso de la Unión y los diversos Congresos locales, harán todo lo necesario para darle forma al proyecto que regulará la vida política y social del país.
No obstante y a pesar del aparente gran apoyo con el que llega al mando del ejecutivo una figura polémica como lo ha sido en toda su vida política el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, no quiere decir con ello que en efecto, es un demócrata que valientemente enarbola la justicia social por encima de cualquier otra cosa.
Los conceptos serán reescritos a la voluntad de quienes ostentarán a partir del primero de diciembre, todo el poder, ese que 30 millones de mexicanos sin detenerse a cuestionar las formas y los fondos, otorgaron a ciegas al líder de MORENA.
Nunca antes un presidente electo realizó tantos cambios antes del recibir el poder, tal vez obedece a la prisa que tiene por imponer sí o sí la forma en la que ve la política, arenga a los incondicionales cuando los demás no concuerdan con ella.
Condición más que peligrosa para quien presume tener la democracia como punto de partida de su accionar, la polémica de su persona tiene base fundamental en su intolerancia para quienes se atreven a pensar diferente, o, simplemente a pensar.
Ejemplos hay muchos, pero es necesario detenerse en uno que debe considerarse de suma importancia por el mensaje de sometimiento que se pretende imponer en el nuevo gobierno, y éste fue señalado por el senador Félix Salgado Macedonio, cuya historia en la vida útil política del país deja mucho que desear, al señalar que: “Aquel gobernador que no se ajuste al lineamiento constitucional, aquí (senado) se puede dictar la desaparición de poderes”.
Qué delicada la declaración del ilustre personaje, esa es la calidad democrática de Morena, pero, ¿cuál fue el motivo de su declaración? La rebeldía de los gobernadores del PAN al plan de seguridad y a la figura de los súper delegados del gobierno federal.
AMLO señaló que no será rehén de nadie, al referirse a la posición de los gobernadores, sin embargo no cambia en nada la intención, es, o se someten o se someten. Los coordinadores o delegados estatales tienen un propósito claro, mover los recursos federales y al mismo tiempo ir apartando la silla de las entidades para las próximas elecciones, y en cuanto al tema de seguridad, el aparato gubernamental estatal sólo será invitado o espectador.
La actual estructura política de México responde a la de una Federación, unidades territoriales soberanas, sin embargo, el senador tiene razón, y las los términos para la desaparición de poderes se encuentran en la Constitución, tal vez entonces los gobernadores deberían echarle un ojo a la inquietud de los ciudadanos de Cataluña.
Por otro lado, es visto con claridad que los grupos inconformes con la condición dictatorial del próximo ejecutivo, que aunque lo niegue no por eso deja de serlo, y aunque los conceptos en este nuevo periodo tengan otro sentido, se les permitirá hacer ruido, con esa frase irónica de “con todo respeto” pero no cambiará nada, así que los ambientalistas que exigen el estudio de impacto ambiental para Dos Bocas y para el Tren Maya, tendrán su libertad de expresión, sólo eso.
En cuanto a la pretendida diferencia de un régimen que está por iniciar, que además no es nuevo, exige se le reconozca como liberal, acusando a quienes no lo aceptan como conservadores, nada más alejado de la realidad, más bien es todo lo contrario, traer al presente un modelo que ha demostrado ser un rotundo fracaso no es dar un paso hacia delante, representa, en todo caso, un paso hacia atrás.
Tal vez por eso las cosas se harán al revés, primero se ordena el inicio de una mega obra y después se hacen los estudios. El ecocidio denunciado por quienes protegen el medio ambiente quedará como simple balbuceo, se les permitirá inconformarse, pero no cambiará nada. El estudio del impacto ambiental respecto del Tren Maya estará listo para finales del próximo año, para entonces tristemente ya no tendrá ningún sentido.
La presunción de AMLO respecto a no mentir y no traicionar siembra muchas dudas, sale a declarar que no dijo lo que todos escucharon; se reúne con otros para darles palmaditas en la espalda y al rato hace o dice otra cosa muy diferente a lo acordado.
Por eso mismo, cuando dice Andrés Manuel López Obrador que no buscará reelegirse, ya que sólo le interesa estar en el cargo por seis años, no hay que creerle mucho, lo miso dijo cuando era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, que no iba a elegirse para ser presidente. Hay que tomar en cuenta que a tres años de su gobierno someterá su permanencia a una consulta, dice que si pierde aunque sea por un voto, deja el puesto, ¿será para aplaudirle? Eso quiere decir que estará en campaña permanente, y si las consultas son como las dos que ya realizó, entonces se debe esperar un resultado a su favor indiscutiblemente.
Pero eso no es todo, también ha dicho que ya no se pertenece, como alguna vez lo dijo Nicolás Maduro, ese por el que se molesta ser comparado, pero como ya no se pertenece y hay un pueblo sabio por encima de su voluntad, no debe extrañar que de solicitarlo, él se sacrificará por el bien de la patria.
