Un conflicto no necesariamente es algo negativo. Si bien representa la oposición de perspectivas, ideas, actitudes o propuestas; de intereses e incluso sentimientos, también puede ser oportunidad para crear e innovar, para construir y resolver.
Para que exista el conflicto –como dice la sabiduría popular- necesariamente se requieren dos partes (o a veces más) y en el caso del Estado de México no hay conflicto con el Gobierno de México.
La imagen del gobernador Alfredo del Mazo Maza y del presidente Andrés Manuel López Obrador comiendo en un restaurante de Atlacomulco –localizado a la entrada de la ciudad, sobre la carretera Toluca-Atlacomulco-, acredita que hay diálogo y cercanía institucional, aunque es notorio que -poco a poco- el titular del Ejecutivo mexiquense ha avanzado en la relación con el mandatario federal.
Mucho ha cambiado el lenguaje corporal entre ambos, desde aquella visita del 15 de septiembre del año pasado, en la conmemoración de la Batalla del Monte de las Cruces, en Ocoyoacac, y las recientes giras de trabajo por el Estado de México.
Esa ocasión, López Obrador –como presidente electo- mantuvo distancia del gobernador Del Mazo e incluso algunas imágenes lo mostraban con cierto desdén hacia el mexiquense, a pesar de la amabilidad evidente del anfitrión.
Formado desde niño en los círculos del poder, el gobernador sabe que aun siendo “rivales políticos”, sería un error –costoso para los mexiquenses- confrontarse con el presidente de la República, sobre todo porque fue educado en la “cultura priista” en la que la “institucionalidad” y el respeto a la autoridad, son regla de oro.
Además, el sentido siempre práctico del gobernador Del Mazo, lo ha hecho calcular que es necesario manifestar respaldo y apoyo al presidente López Obrador –y dejar constancia pública-, sobre todo cuando el titular del Poder Ejecutivo federal ha recibido muchos señalamientos negativos por las decisiones que recientemente ha tomado y que han provocado malestar a mucha gente.
Gobernar la entidad más poblada del país significa –siempre- el reto permanente de mantener la gobernabilidad y evitar que surjan problemas o emergencias que distraigan a la autoridad federal –como ocurrió recientemente en Hidalgo-, y por ello el presidente López Obrador también tiene interés de “estar cerca” del gobernador Del Mazo, para evitarse más dolores de cabeza.
En la reciente aprobación de la iniciativa para crear la Guardia Nacional –que se encuentra en espera de revisiones y ajustes, a solicitud pública (y seguro también privada) del propio presidente-, el apoyo de las y los legisladores federales mexiquenses fue clave para lograr la mayoría necesaria. Fue una primera señal de apoyo político, aunque muchos priistas hayan hecho gestos al escuchar al diputado, Cruz Juvenal Roa Sánchez, cuando expresó: “queremos decirle (al presidente) que no está solo”.
En contraparte, gobernar la entidad más poblada del país también significa la necesidad permanente de contar con recursos para atender los problemas que se presentan, un día sí y otro también. Y cuando una buena parte del presupuesto (70 por ciento aproximadamente) proviene de las arcas federales, sería –literalmente- un suicidio, pelear con el presidente en turno.
Arturo Montiel Rojas, como gobernador (1999-2005) mantuvo una relación respetuosa y podría decirse que hasta cordial, con el primer presidente surgido del Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox Quesada; y Enrique Peña Nieto, como gobernador (2005-2011) también lo hizo con Felipe Calderón Hinojosa (hasta hablaban de un pacto). Es característica de la alta clase política priista mexiquense.
El gobernador Del Mazo nunca –ni siquiera cuando le quitaron la candidatura mexiquense en 2011- ha provocado confrontaciones o entrado en lucha. Guardó silencio, hizo público el apoyo a su partido y al candidato de ese entonces y siguió su camino. Su formación familiar y su experiencia política le han indicado que estos recorridos son de templanza y prudencia.
Así que la imagen del pasado martes en el restaurante “El Corte” de Atlacomulco, es el claro mensaje de la política priista: “Confronta pero no rompas”, que es una máxima que siempre siguen... además, hay que recordar que el origen partidista del presidente López Obrador es el mismo que el del gobernador Del Mazo.
PERCEPCIÓN
El sondeo que realicé en mi cuenta de Twitter (@RJoyaC) arrojó que 7 de cada 10 personas considera que los consumidores de gasolina nos estamos adaptando al desabasto y no necesariamente que el abasto se regularice. Aprendemos a administrar la carencia… y siempre resistimos.
¿Y las 78 pipas diarias para Toluca? ¿Se han gastado el millón de pesos, diario? ¿En verdad han llegado? ¿De dónde salieron los recursos?
