En realidad, los Hermanos Marx no eran abogados con título, pero entre sus geniales interpretaciones hicieron en 1932 una serie patrocinada por la compañía radiofónica norteamericana NBC que emitió veintiséis episodios -una comedia seriada, ágil, ligera y estrafalaria- protagonizados por Groucho Marx en el papel de W. T. Flywheel, un abogado fantasioso y bromista, y por su hermano Chico en el papel de Emmanuel Ravelli, su perdulario asistente.
Desde los más locos embustes judiciales para poder filmar una película de gangsters con gangsters de verdad hasta hacerse pasar por un potentado asiático en una opulenta fiesta para embaucar a un maldito casero, los ¨abogados¨ Groucho y Chico hacían de las suyas en estos diálogos radiofónicos. Y, como el público que les siguió entusiasmado todos los lunes por años, nos podemos reír hoy hasta la carcajada de su lunático e inagotable humor leyendo la transcripción escrita de estos programas radiofónicos.
odemos disfrutar de estos episodios gracias a la labor de rescate que hizo Michael Barson, plasmada ahora en un libro de Tusquets editores, HERMANOS MARX, GROUCHO & CHICO, ABOGADOS, sin duda una de las más hilarantes creaciones de estos verdaderamente subversivos ¨marxistas¨, que están más vigentes hoy que la supuesta sociedad comunista tras el derrumbado Muro de Berlín.
Poco podían imaginar los Hermanos Marx, en aquellos tiempos en que los programas de radio en los Estados Unidos no habían todavia alcanzado su apogeo y, por lo tanto, no eran grabados en cintas, que alguien se había tomado la molestia de transcribir estos sketches radiofónicos. Todo el mundo entonces los dio por perdidos y cayeron naturalmente en el olvido. Pero Michael Barson dio un día en los archivos de la babélica Library of Congress de Nueva York con las transcripciones de los textos originales que hoy nos presenta en este volumen en el que incluye también un prefacio sobre la situación de la radio en la época, una conversación con uno de los co-guionistas de la serie, un texto de Groucho sobre la radio escrito en 1934 y 20 fotografías de aquel período. Barson tiene en preparación un libro: Lost, Lonely and Vicious, que recoge pósters de películas.
Karl Marx, el abogado que dejó de serlo
Carlos Marx salió de Tréveris a mediados de octubre de 1835 y viajó a Bonn. Allí, de acuerdo con los deseos de su padre, estudiaría para abogado, como su progenitor. Al año siguiente ingresó en la Facultad de Derecho y se lanzó a sus estudios con toda su energía. Se inscribió en tres cátedras: legislación criminal, historia del derecho romano y antropología. Desde el comienzo mismo se concentró en recorrer y evaluar de manera independiente la bibliografía técnica y sus fuentes primeras.
Muy pronto sus estudios técnicos de derecho dejaron paso, cada vez más, a una preocupación por la filosofía. "Tenía que estudiar jurisprudencia, pero ante todo sentía ansias por dedicarme a la filosofía", escribió más tarde en punto de ese período. En rigor, el estudiante Marx empezó a buscar entonces, con apasionamiento, una visión del mundo que le darían una base científica para sus concepciones que revolucionarían el pensamiento politico mundial.
El resto, como dicen, es Historia, aunque historia de un fracaso, que en vez de realizar su utopía, nos dejó con una plaga de distopías, ficticias sociedades indeseables más trágicas que cómicas. Tal vez hubiera sido mejor que el querulante Karl Marx se hubiera dedicado por completo a ejercer la abogacía en vez de andar de buscapleitos provocando supuestos conflictos mundiales de ficticias clases.
Lo que logró Karl, en cambio, es nada comparable con las fantásticas fantasías de las comedias de los Hermanos Marx, Groucho y Chico, que todavía hoy nos divierten, aun disfrazados de abogados.
Recuerden, un día sin reírse es un día perdido. Y no hay verdadera transformación, si no resiste la prueba de la risa.