No es posible pensar ningún tipo de estructura social sin hacer referencia al papel que han desempeñado las mujeres para dar vida y forma a la organización de los distintos espacios de carácter social, más aún cuando éstos denotan instituciones que generan vínculos y redes sociales.
Hoy, las mujeres son un referente obligado en los procesos de transformación de nuestras sociedades. Su actuación dentro de las sociedades se mira cada vez más pública; en las últimas décadas su presencia fuera de casa ha incrementado y su influencia en la toma de decisiones fuera del hogar y en asuntos de orden colectivo pesa cada vez más.
Nada de esto ha sido producto del azar, de las coincidencias o de procesos eminentemente evolutivos, ha respondido a largos procesos de construcción y reconstrucción de dinámicas sociales que se van ajustando en el tiempo y el espacio.
Fácil no ha sido. Muchos tropiezos han debido ser enfrentados y miles de obstáculos vencidos, una y otra vez. En ocasiones, cuando parece que se han conquistado ciertos derechos, ocurren acontecimientos que dan marcha atrás, y ello obliga a no bajar la guardia. Cada uno de los derechos que se han conquistados por las mujeres, son dignos de celebración pues, a diferencia de los hombres, las mujeres han tenido que luchar por cada uno de ellos, y muchas veces en más de una ocasión.
Y si bien la lucha por el reconocimiento del papel de la mujer se ha ido abriendo paso, poco a poco, en casi todos los países del orbe, en pleno Siglo XXI sigue siendo una asignatura pendiente lograr que su papel en la toma de decisiones sea más activo y su desempeño en la vida pública y privada sea pleno y represente el real potencial que tiene.
Es importante que se integren cada vez más mujeres al proceso de toma de decisiones y desde ahí impulsar política públicas que garanticen derechos humanos fundamentales, incluyendo los derechos a una vida sin violencia contra las mujeres, la inclusión y mejoramiento de la participación política y el derecho a disfrutar de una sexualidad sin prejuicios.
Es necesario hacer un frente común contra la violencia que sufren las mujeres, a la desigualdad en el trabajo, a la discriminación por su condición social, de clase o de raza, a la marginación educativa. Incluir una nueva visión contra la violencia a las mujeres, posicionar los derechos sexuales y reproductivos.
Entendemos que la ley por sí sola no garantiza la igualdad de género, que debemos trabajar para eliminar los obstáculos y que tenemos que enfrentar algunos desafíos:
El primero —y quizá el más complicado— es hacer de la igualdad de género antes que un requisito jurídico, sea una práctica permanente. Para ello, los ciudadanos y gobernantes debemos estar convencidos que la igualdad de oportunidades no es una concesión, sino la materialización de un derecho fundamental.
El segundo gran desafío es lograr crear una nueva cultura política, que nos permita contar con una población cada vez más enterados y, por ende, más exigentes sobre la acción gubernamental. Existe la norma, pero sin ciudadanos y ciudadanas reflexivos y activos, difícilmente podremos avanzar hacia su aplicación de esta.
El tercero -y más importante de estos desafíos- es la voluntad política para hacer de la equidad de género un ejercicio corresponsable entre gobernantes y gobernados; que nos permita elevar la calidad de nuestra democracia. Sin voluntad política, difícilmente podremos avanzar.
La cuestión de género es un tema del que mucho se habla, del que mucho se reglamenta, es un tema “obligado” y “políticamente correcto” en la agenda política; pero también —hay que decirlo, y muy fuerte— es un tema que no termina por ser comprendido en su esencia, quizá por la fuerza de la costumbre o quizá por la falta de voluntad. La realidad es que aún estamos muy lejos de lo deseado en términos de igualdad y equidad entre hombres y mujeres.
El Día Internacional de la Mujer conmemora la lucha por la participación de las mujeres en sociedad y su desarrollo íntegro. Por eso reitero que erigir un día para tener esto presente tiene el objetivo “no de celebrar el ser mujer”, eso lo celebramos día con día. No. Lo que debemos seguir buscando es sensibilizar a las instituciones para crear políticas públicas que erradiquen la flagrante desigualdad hacia las mujeres que sigue imperando.