Recientemente, Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés: Bank for International Settlements), comentaba en su discurso del jueves pasado, en la India, que México se ubica entre los países del mundo con más baja inclusión financiera.
Y, para entender mejor, podemos remontarnos al discurso de él mismo, pero en 2017, durante la inauguración de la Cátedra de Inclusión Financiera, frente al entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, doctor José Antonio Meade Kuribreña, en donde decía que para caracterizar la inclusión financiera, podemos hablar de cuatro pilares, generalmente aceptados y utilizados en México:
Primero: el acceso, lo que se refiere a todos aquellos puntos –físicos o virtuales- que permiten un contacto viable entre el público y las instituciones e intermediarios financieros.
Segundo: el uso, lo que se refiere a la demanda y a la utilización efectiva de los servicios financieros.
Tercero: la protección del usuario de los servicios financieros; obviamente se refiere a que el consumidor obtenga un trato justo, para lo cual todos sabemos que es crucial la transparencia y todo lo que colabore a eliminar o reducir la información asimétrica.
Cuarto: la educación financiera, que se refiere a la adquisición por el público de las habilidades, destrezas y conocimientos que contribuyan eficazmente a la toma de decisiones financieras que maximicen su bienestar.
Y decía que en las últimas dos décadas, sin lugar dudas, había habido muchos avances sin embargo, aún queda mucho por hacer. Por ejemplo, señalaba que existen rezagos en conectividad, para ese entonces de acuerdo con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones, a nivel nacional había poco más de 49 conexiones de banda ancha fija por cada 100 hogares; sin embargo, ese promedio implicaba que en la Ciudad de México eran–casi 95 (94.9) conexiones de banda ancha fija, mientras que en Chiapas sólo son 16 conexiones por cada 100 hogares, por lo que mucha gente está excluida por falta de conectividad.
Pero también señalaba que hay vastos sectores de la población que teniendo los recursos y los medios de acceso a la intermediación financiera formal no aprovechan sus ventajas y prefieren permanecer en la exclusión financiera.
Y hoy, 2 años después, finaliza su discurso casi con la misma conclusión, diciendo que entre las principales barreras para tener una cuenta bancaria se ubican la falta de confianza en el sistema financiero, los altos costos y la falta de documentos de la población.
La inclusión financiera, como él lo dijo, no es una finalidad en sí misma, sino una condición propicia para que el ser humano potencie su bienestar económico. Es pues, algo sumamente deseable, pero subordinado a un fin superior que es el bienestar y finalizaba diciendo: Tal vez no hemos sabido mostrar convincentemente los beneficios de la inclusión financiera a esos grupos de la población.
Y tú ¿Estás incluido financieramente?, ¿Tienes créditos o prefieres no tener deudas?, ¿Sabes si debes o no aceptar un crédito?, ¿Ahorras en el Banco o debajo del colchón?, ¿Inviertes?, ¿Eres candidato a un crédito? Si quieres conocer más sobre estos temas, envía un inbox, Fb: Julia Alarcón Consultora.
